martes, abril 26, 2005

Del norte al sur: Diario de una niñera

Buscaba una maleta más grande ya que en mi mochila no iba a caber ropa e implementos para dos semanas. Ya muy tarde me di cuenta que olvidé empacar algún abrigo. Y es que en las clases me congelo.

Es altitud, latitud y aridez, corrige eso Ernesto que te equivocaste. No recuerdo la última vez que le revisaba los deberes a algún menor. Tuve que recordar bases de geografía. Y apenas termina los deberes, se instala a ver dibujos animados, uno tras otro. Y se sabe las canciones, las frases claves que cada personaje repite y toda la historia de trasfondo. Cierto, no se quiere bañar. Imagino que todos pasamos por esa etapa.

Tania, préstame un abrigo que yo no tengo y voy a regresar como un cubito de hielo. Mmm... clases a las 7pm, eso ya es hora pico, desde antes. ¿Cuánto se demorará la 42? Bue, más vale que llegue antes y que me entretenga en algo a llegar tarde y sin saber en qué aula toca.

Y la clase se acabó puntual, 10:15. Coge bus de regreso. "Papito Dios, protégeme por favor" Camino rápido y atenta y cuando alcé el brazo para detener una buseta, se paró un bus escolar.

"Pobre diabla, dicen que te han visto por la calle vagando, llorando por un hombre que no vale un centavo, pobre diabla llora por un pobre diablo" era la canción que sonaba a todo volumen, pero ni esos parlantes opacaban las bromas y risas de un grupo de estudiantes que, como yo, salían de clases. En la Facso imagino. Y sus risas eran contagiantes, y las bromas entusiastas.

Todo un recorrido nocturno nunca antes hecho. Un nuevo camino por descubrir. Alumnos uniformados saliendo recién, a tan altas horas de la noche, de los colegios. Súbale se escuchó desde la parte trasera de la buseta... "A que te aruño papi a que te aruño" coreaban entre risas.

Y nos acercamos al Mall del Sur y me toca cambiar de transporte. Cruzo la avenida y empiezo a caminar, por una zona tan conocida de día y tan extraña de noche. Unos buses celestes parqueados, una licorera con buena clientela para ser un lunes y un gran cartel de arroz con menestra y hornado, todos los fines de semana.

Llego con sueño y un urgencia urinaria mortal. Luego ataco la refri para comer algo ligero. Pongo la alarma y ahora sí: Hasta mañana.

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