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lunes, enero 13, 2025

INT. - CASITA DEL ÁRBOL - MADRUGADA

 11y11 (inserte aquí 3 besos).

A esta hora empiezo a escribir estas líneas. Después del, ya clásico, mensaje de buenas noches para irnos a dormir. Dormir separados después de haber pasado dos noches juntos. Juntos un fin de semana. Un fin de semana de playa, vino, hamaca, un pescado a lo macho, un par de mosquitos hijos de la mismísima y 3 reseteadas con alineación de chakras.

Estoy agradecida, feliz y sorprendida. Me siento afortunada. Confío. Y sonrío con carita de tonta enamorada mientras de fondo están sonando las canciones que nos estamos dedicando. Claro, yo le dije a Alexa que pusiera nuestra playlist. Ya saben, una se inspira y tiene que alimentar ese fueguito para que las palabras se escurran entre mis dedos. Tal cual yo me escurro entre los tuyos. ¡Diana, basta! (Inserte sticker del coso ese tapándole los ojos al otro coso ese).

Confío. No se imaginan lo importante que es para mí escribir esta palabra en este momento. Lo bien que me sentí ayer cuando te dije que ya no tenía miedo. Lo validada que me sentí ese sábado (gracias por recordar la fecha) cuando te lo confesé y me dijiste que estaba bien, que fuéramos despacio, sin prisa. ¡Con lo impaciente que soy! Jajajajajaja. Y me río en este momento mientras lo escribo. Porque yo quiero todo rápido y ya y contigo estoy disfrutando el bajar las revoluciones. Bueno, no siempre, porque cuando toca... (inserte sticker de niña con sonrisa pícara). ¡Diana, basta! 

Y como yo conozco que mi memoria es traicionera y no quiero olvidarme de ese momento, lo plasmaré aquí como un pequeño recordatorio. Fue hermoso que me dedicaras esa canción así, de esa forma. Yo encima tuyo, rendida, rendidos después de entregarnos mutuamente. "No sé si has escuchado esta canción". No podía ver nada y al mismo tiempo sentía todo. Escucharte en mi oreja cantando bajito, bien bajito. No viste que yo estaba sonriendo. Pero sentiste esa pequeña risa cuando la letra coincidió tal cual. Y te reíste también. "No, nunca la había escuchado. Me encanta que me dediques canciones que no conozco". Ahora entiendo cuando durante la semana me mencionaste que me tenías una canción pero que ibas a esperar a que estemos en la playa para ponerla. Fue perfecto.

Gracias, universo, por todo lo que está sucediendo, lo que estoy sintiendo, lo que estoy construyendo. Gracias, gracias, gracias.

jueves, abril 13, 2023

El lengüetazo.

Hoy me pasó algo bonito mientras meditaba. Hace 15 años mi papá murió en Ayampe, en la playa en la que estoy en este momento escribiendo esto. Me vine desde el domingo a la playa y cada día he estado meditando. Sé que debería meditar todos los días pero por dejadez no lo he estado haciendo. Sin embargo acá en este ambiente salino y con las olas del mar de fondo es mucho más rico. El mantra de cada día ha surgido mientras estoy meditando. No es que ya lo leí antes o lo pensé. Sale mientras estoy en plena meditación. 

El día de hoy estaba sentada en el lugar "exacto" donde sacaron su cuerpo del mar, entre comillas porque la memoria es buena para protegerte y en verdad no recuerdo con exactitud el lugar pero sí otros pequeños detalles, como mis zapatillas hundiéndose en la arena mientras corría o su pie que sobresalía de la sábana con la que lo tenían tapado y la tobillera que le arranqué y guardé un buen tiempo. Y mientras me encontraba en plena meditación de repente sentí unos pasos cerca mío, pasitos atolondrados y apurados. Al instante sentí un lengüetazo en la cara y unos pelos que me empezaron a saludar. Automáticamente abrí los ojos y vi un hermoso perro blanco saludándome, disfrutando de la playa, contento de verme y de que esté ahí. No sé si habrá sido papá, como diciendo: "¡Qué alegría verte aquí!". Estaba con otro perro más tranquilo, como diciendo: "Eehhh... Aquí está bien la cosa, saluda nomás. Hola, ¿Qué tal?" 

Ese perro me llenó de arena, de alegría. Y ese perro me inspiró el mantra del día de hoy y fue el mantra que subí a TikTok"Recibo y agradezco lo que el universo tiene para mí"

Fue la interrupción más hermosa que he tenido en una meditación.


La única foto que pude tomarles. El blanco fue el saludón.

Postdata: Al día siguiente, en otra playa, me saludó otro perro. Bello.

sábado, junio 22, 2019

Cuando me muera.

1. Donen todo lo que sirva de mi cuerpo. ¡TODO! Cuantas más vidas pueda salvar, seré más feliz. Si es que hay otro plano astral donde pueda serlo.
2. Lo que quede de mi cuerpo, crémenlo.
3. Me encantaría que me mezclen con tierra de sembrado y una semilla de mango. Me plantan. 🥭
4. En caso de no poder plantarme para convertirme en un jugoso mango, lleven mis cenizas al mar. 🌊
5. En mi velorio más les vale que se rían, cuenten chistes, y se acuerden de las pendejadas que hice. Pueden llorar pero no sufran tanto.
6. Brinden café, vino y cerveza. ☕🍷🍺
7. Contraten un carrito de canguil 🍿, algodón de azúcar, y churros. No será solo para los niños. ¡No se hagan los muy mayorcitos! ¡Bien que los veré comiendo churros!
8. Pongan música de los Beatles.
9. Cierren mis cuentas de redes sociales.
10. Vendan y donen mis pertenencias.

Pero por sobre todo, SIGAN VIVIENDO Y SEAN FELICES.
En caso de existir un más allá, ya nos hemos de volver a encontrar.

lunes, marzo 14, 2016

Yoga entre culebras y una llanta baja.

Un fin de semana en que te vas a la playa a hacer yoga puede enseñarte muchas cosas. Bueno, la vida en cualquier momento puede darte una lección, un aprendizaje. Reafirmar algo en lo que crees, por más que las personas o el sistema traten de convencerte de lo contrario.

Llegamos temprano al lugar donde íbamos a tener una sesión de yoga, así que nos acomodamos en unos sillones en el patio. Todavía estaban terminando de decorar y ordenar ciertas cosas. 4 niños estaban sentados en los otros muebles, y fueron llamados por un adulto, por lo cual salieron corriendo. Al dejar libre el sillón más grande, me acomodé ahí. A lo que volvieron, les dije en son de broma: "ve, como se fueron, me les agarré el mueble. Ahora les toca agarrar otro". Y los niños se rieron y empezaron a sentarse cada uno en un mueble, quitando el puesto a los otros. Terminaron su juego, nos vieron y preguntaron: "¿Y qué vienen a hacer aquí?"

Los niños tienen esa hermosa capacidad de entablar amistad con cualquier persona.

Les explicamos que estábamos ahí porque íbamos a hacer yoga con más personas. 

- ¿Y qué es yoga?, preguntaron.

Los niños también tienen esa hermosa capacidad de mantenerse siempre curiosos.

Seguimos conversando y me tocó a mí preguntarles: 
- ¿Y ustedes qué hacen aquí?
- Vinimos a poner esas carpas. -Señalando al patio, donde estaban armadas dos carpas.
- ¿Y ustedes solito las pusieron?
- ¡Siii! Yo puse esa. - Me dijo uno de los niños.
- Yo puse esa otra. - Me dijo una niña.
- ¿Y ustedes? - Les pregunté a los otros niños.
- ¡Noooo! Yo puse esa. Todavía faltan poner dos más.
- Aaahhh, entonces cada uno vino a poner una carpa.
- ¡Siiiiiii!

Y así siguió la conversación. No quiero alargarla más, pero puedo resumirles que hablamos de hulas hulas, que ellos eran expertos, y que quienes ganasen el juego de no hacer caer la hula hula iba a llevarse de premio café con empanada. Que ya no eran niños, eran grandes (una tenía 6, dos tenían 7, y la mayor tenía 9). Que el yoga es algo chévere y nunca habían hecho. Y lo mejor de todo fue cuando se convirtieron en culebras. Así, sin planificarlo, se desató el juego de las culebras.

Los niños además poseen esa fantástica habilidad de crear juegos de la nada.

¿Y en qué consistía el juego? En que debajo del mueble habían culebras. ¡CULEBRAS! Y si bajaba los pies, me picaban. Yo trataba de refugiarme arriba del mueble, pero las muy bandidas también escalaban y me picaban las piernas, los brazos, la espalda. Pero por más que yo quisiera verlas y atraparlas, no las encontraba. Porque ellas se escondían. Y me levantaba para buscarlas, pero en serio no las veía. Eran muy inteligentes esas culebras.

Ellos, para despistarme, me decían a mis espaldas: "Cuuuleeeeeebraaaaaaa", y corrían a esconderse. Y si los pescaba, los hacía prisioneros a mis cosquillas.

Así jugamos hasta que la mamá los llamó, para terminar de instalar las últimas carpas. Nos tocó iniciar nuestra clase de yoga, y ellos estuvieron sentados, viéndonos a todos. Pero cada que cruzábamos miradas, me decían: "cuuuleeebraaaa".
Chío capturó esta hermosa foto.
Domingo de tarde, Chío y yo emprendemos retorno a la ciudad. Conversando de todo un poco, más de esto, menos de aquello, cuando de pronto un hueco (o cráter lunar bien puede ser) nos jodió una llanta. Oríllate, llama al seguro. Faltaba ya poco para llegar al peaje. Pero sabíamos que el auxilio iba a llegar en mínimo 45 minutos. Recién habíamos pasado a un grupo de 3 señoras y 1 señor que esperaban a que un bus se detuviese. Y por el retrovisor veía que por más que extendieran el brazo, ninguno paraba.

- Chío, ¿y si vamos donde ellos y preguntamos si nos pueden ayudar?

Nos bajamos del carro y avanzamos donde ellos. Saludamos y preguntamos si sabían cambiar una llanta. El señor dijo que sí. Les preguntamos a dónde se dirigían y dijeron que un poco más adelante. Entonces como agradecimiento, podíamos llevarlos a su destino. 

Volvimos al carro, sacamos la llanta, y oh sorpresa, no estaba la gata. ¿Y la gata? ¿Se fue con un gato? ¿Está triste y azul? ¿Qué íbamos a hacer? No pasaron ni 5 minutos y un patrullero apareció. ¡Nuestro héroe! Pero adivinen qué. Exacto. ¡Tampoco tenían gata! 

¿Y ahora? El vigilante nos ayudó a detener un carro y preguntarles si tenían gata. Y se bajó, no uno, ni dos, sino 5 hombres dispuestos a ayudar.

Aquello fue todo un operativo. El vigilante vigilando que los carros no pasaran muy cerca nuestro, debido a que estábamos cerca de una curva. Los hombres trabajando en equipo para sacar la llanta, poner piedras en las llantas traseras porque estábamos en una pequeña pendiente, pasó otro vigilante en moto para constatar que todo estuviera bajo control. Habrán sido 10, 15 minutos, y listo. Llanta cambiada. Agradecimos a todos por su valiosa ayuda, nos subimos al carro con nuestros nuevos pasajeros (sólo 3 adultos y una nena), y emprendimos el viaje de nuevo. 

En el camino nos contaron que los buses no les paran porque sólo van más adelante, y que ya llevaban media hora esperando.

Es lindo ver al universo conspirar para que las cosas se den. 

Y así este fin de semana que pasó reafirmé que no debemos nunca dejar morir a nuestro niño interior. Tiene que salir a jugar, a creer, a crear, a reír. Cuando alguien más se sentaba donde estábamos nosotras, yo le decía: "ten cuidado, aquí hay culebras, si las ves, me avisas". Al comienzo no entendían, hasta que veían a los niños debajo del mueble, riéndose. Y en plena carretera, con carros pasando a toda velocidad, confirmé la bondad del ser humano, la capacidad que tenemos para ayudarnos, colaborar entre todos. Somos capaces de buscar el beneficio mutuo, el bienestar de todos. Juntos podemos crear un mundo mejor, para nosotros, para nuestros seres queridos, para el futuro.

lunes, febrero 02, 2015

Ni rápidos ni furiosos. De Santa Elena a Machalilla, en bici.

Creo que este viaje inició hace mucho tiempo atrás. Por azares de la vida me topé con un artículo de una mujer que contaba su experiencia de viajar en bici. Y me pareció una experiencia espectacular. ¿Me atreveré a hacerlo? ¿A dónde iría? No había mayor cosa que pensar. Sí, claro que lo haría. Y el destino: la playa.

Sin embargo los meses pasaron y eso quedó ahí, guardadito. Un buen tiempo hasta me olvidé del asunto. Pero cuando una pasión late, por más que uno se ocupe en otras cosas, ella no se deja olvidar.
Todo se organizó en cuestión de un par de semanas. Llevaba buen tiempo sin tomar vacaciones. Me asesoré con unos panas que ya habían viajado, pedí vacaciones en el trabajo, conseguí "pata" y así, un viernes a la salida del trabajo pedaleé hasta el Terminal para subirme a un bus que me llevase a Santa Elena.

La travesía se iba a dividir en 3 días:
1ero - Santa Elena a Olón.
2do - Olón a Ayampe.
3ero - Ayampe a Machalilla.

En mi interior tenía un objetivo "emocional". Quería llegar en bici a la playa donde falleció mi padre, justo en su aniversario. Sé que ese loco me hubiese apoyado al 100%, y de ser posible, pedaleaba conmigo. Y todo se confabuló de tal manera que salió perfecto. El bus a Santa Elena ni siquiera nos cobró recargo por las bicis (para que se enteren, en la mismísima Ley de Tránsito hay un artículo -204 literal e- donde dice que tenemos derecho a transportar nuestras bicis en los transportes públicos sin valor adicional). Llegamos y buscamos hospedaje. Siguiente objetivo: ¡comida! No con afán de sacarles pica (las fotos más adelante sí lo son) pero con apenas $5 comimos como dioses peninsulares. Un buen plato de arroz con menestra y chuleta, y otro igualito pero con pescado al horno. "Madrina, póngase un poquito más de menestra, que está buena". César y yo quedamos satisfechos. De ahí, a descansar. Tocaba madrugar al día siguiente.

Sábado, día 1.
Luego de un desayuno frugal, ya equipados, empezamos a pedalear. Nuestro fiel compañero de viaje fue el Endomondo. Primera foto oficial, en el letrero que dice "Ruta del Spondylus" y una flechita hacia la derecha. Aquella carretera tantas veces transitada, era la primera vez que lo hacía en bicicleta. Pasas Capaes, un par más de urbanizaciones y ves el mar. Aquella imagen alborota tu corazón y con una sonrisa en el rostro sigues pedaleando.

Una que otra lomita, pocos carros, un camino sin mayor problema. Parábamos en puntos estratégicos para las respectivas fotos: "Bienvenidos a San Pablo", "Bienvenidos a...". Cada letrero de "Bienvenidos" era un motivo de alegría. Era un, ¡llegamos, sigamos! Nos cruzábamos con otros colegas ciclistas, pero aquellos eran los verdaderos. Acá uno todo equipado, con tanto tereque y vaina encima, y ellos de lo más sencillo. Short, zapatillas, y camiseta. Nos sentimos unos adefesiosos. ¿Alforjas? ¡Qué es eso! Ellos habían instalado par de baldes en la parte de atrás y allí llevaban los pescados.

El sol estuvo clemente y no salió hasta la media mañana, cuando ya llevábamos más de la mitad del recorrido. Un guineo por aquí, agua por acá, y de repente, "Bienvenidos a Manglaralto". Nuestro destino oficial era Olón, pero recordaba que ahí empezaban las "lomitas", así que decidimos quedarnos. Sin embargo, luego de un pequeño recorrido vimos que Manglaralto estaba un poco "muerto", así que avanzamos a la siguiente playa. Montañita. La cual no estaba NADA muerta. Demasiada gente para mi gusto.

Pero no importaba, habíamos llegado. El primer día se sorteó sin ningún contratiempo. Siguiente objetivo: COMIDA. Porque luego de casi 58 kilómetros uno tiene hambre. Nos ubicamos en un restaurante y a comer se ha dicho. Encocado mixto por un lado, spaghetti de camarones por el otro. ¡Buen provecho! Luego de calmar a la leona, buscamos hospedaje y descansamos. La famosa vida nocturna de Montañita se quedó afuera. Luego de ver el ocaso y dar un par de vueltas, decidimos reponer energías. No sin antes abrir un par de latas de atún y unos paquetes de galletas, que sirvieron como cena.

Domingo, día 2. 
Despertamos cuando todavía hay borrachos que no encuentran su hotel, decidiendo quedarse dormidos en el carro, o en alguna vereda. Montañita muta dependiendo la hora. Por la mañana y parte de la tarde en su calle principal te encuentras decenas de carretillas con diversas variedades de cebiches quita chuchaquis, levanta muertos, 220 voltios, etc (por la noche salen las carretillas de cocteles, hamburguesas y comidas rápidas). En nuestro caso, un buen batido y una tostada fueron el desayuno perfecto. Endomondo prendido, a pedalear se ha dicho.

Este día iban a ser menos kilómetros, pero más difíciles, porque pasando cierto punto empieza una zona llamada "los 5 cerros". Pura subida (inserte aquí carita llorando del Whatsapp) nos iba a tocar pedalear. Pero esperen, esperen, me estoy pasando algo importante. Antes de aquella tragedia, pasas un pueblo llamado La Entrada, donde se encuentran los famosos "Dulces de Benito". Un pequeño local donde hay maravillosos cheesecakes y pasteles de los ingredientes más variados. Esa era parada obligatoria. ¿Qué comimos? Uno de Nutella y pistacho.

Ahora sí, volvamos al drama. Pasando La Entrada, con tremenda carga de azúcar en nuestro sistema, empezaron las lomas. Baja plato, sube piñón, baja plato, sube piñón (ponle ritmo de reggaeton), hasta que llegamos a un punto que nos ganó la loma, y al no poder bajar más plato, nos bajamos nosotros. Caminando empujando la bici, fuimos recuperando aire, para volvernos a subir.

César me maldecía cada loma que vencíamos, porque veíamos más adelante y encontrábamos otra más. No sabíamos en qué momento íbamos a terminar ese suplicio. Llegamos a un punto en donde pudimos divisar todo lo que habíamos subido, al ver el mar abajo, muy abajo. Habíamos ascendido suficientes metros para sentir nuestro corazón agitado. Pero de repente, sin previo aviso, se acabaron las lomas. Bueno, casi. Al menos las más empinadas. ¿Y lo bueno de las subidas? ¡Las bajadas! Ahí César soltaba el freno y bajaba embalado. Yo, como buena maricona, iba frenando cada tanto, porque no quería tomar mucha velocidad.

Empezamos a descender y luego de una curva, el letrero que tanto ansiaba ver: "Bienvenidos a Ayampe". No puedo negar la sonrisa esbozada en mis labios, y una que otra lágrima se acomodó en el rabillo de mis ojos. Frenamos para la respectiva foto, avanzamos hasta la playa, y paramos el Endomondo.

Gratitud era el sentimiento que me embargaba. Había llegado. Pedaleando llegué hasta tu playa, papá. Locura cumplida.

Ya se imaginan cuál era nuestro siguiente objetivo: ¡COMIDA! Y, sin querer quitarle importancia a la comida de mi querido Guayas, Manabí se gana mi estómago. Mi corazón. Mi estómago. Ay, la comida manabita me gana. Larga vida al verde, los mariscos, el maní. Ubicamos las bicis en un pequeño restaurante, con mesas llenas, y nos acomodamos con unos extranjeros. "¡Jefe, dos platos de bolón con huevo frito y café".

Oh, gloriosa comida manaba...

Frente a mí se encontraba un señor que bordeaba los 60 años, con un largo cabello canoso, ondulado, que ataba en una cola de caballo, claros ojos azules, descamisado, disfrutando una taza de café. A mi derecha había una joven pareja, con un vaso de jugo al frente de cada uno de ellos. Sin darnos cuenta, nos incluimos en la conversación:

Ella: This juice is kind of exotic to me. It's a tree tomato. 
-Él estaba dudando en probarlo-

Ella trataba de explicar, en inglés, el sabor del jugo de tomate de árbol. Aquí, una guayaca criada en casa donde el almuerzo casi siempre iba acompañado de un jugo natural, pudo opinar con más detalle al respecto. El señor frente a mí estaba interesado también, aunque creía que estábamos hablando del tomate. Le explicamos que no es lo mismo, que hay una fruta llamada tomate de árbol. Y que es un jugo clásico de la costa ecuatoriana. Como César dijo que no le gustaba, el señor tampoco era muy amante de su sabor, y el dudoso no quiso probarlo, la chica me lo ofreció. ¡Jugo gratis! Estaba delicioso. En esa mesa se hablaban 5 idiomas, y por más que tratamos, no pudimos explicar en nuestro inglés sencillo el sabor del tomate de árbol.

Así fue como terminamos conversando con una pareja de suizos, ella llevaba 5 meses en Ecuador, gracias a un voluntariado, él recién había llegado hace 2 meses, para acompañarla. El señor, con él nos quedamos conversando de largo. En una mezcla de inglés, español, francés, e italiano. Sin darse cuenta, Mark (luego de casi 1 hora hablando le preguntamos su nombre) cambiaba de idioma, y cada vez que le hacíamos caer en cuenta, se atacaba de risa. Debido a una dolencia, huía del frío, y decidió vivir un verano eterno. Oriundo de Canadá, donde la temperatura puede llegar a menos 40º, disfrutaba nuestras playas.

Así nos recibió Ayampe. Una playa extensa, con un pueblo pequeño y tranquilo. Amigables, saludan al pasar a tu lado, y siempre dispuestos a ayudarte. Buscamos hospedaje y luego de descansar un poco, decidimos dar una vuelta por la playa. En bici. De punta a punta son algunos kilómetros.
La noche en Ayampe se prende de a poquito. Hay ciertos lugares donde te brindan comida variada, algunos cocteles, a veces hay música en vivo, pero mucho más tranquilo. No se compara con el bullicio de Montañita, por ejemplo. Caminamos un poco y volvimos a la hostal. Abrimos otro par de latas de atún con galletas, y a descansar.

Lunes, día 3. 
Luego de un par de bichos que no me dejaron dormir muy bien, despertamos para iniciar nuestro tercer y último día. Un guineo, galletas y mermelada fueron el desayuno. Acomoda todo en las alforjas, Endomondo, y nos fuimos. César me tenía amenazada con que si veía una loma más, paraba y se regresaba en el primer bus que cruzara. Tranquilidad, no lo hizo. Porque aparecieron un par más de lomas. Pero nada comparables con las del día anterior. Pasamos Salango, Puerto López, Agua Blanca y luego de una linda lomita, Los Frailes. Nuevamente, habíamos llegado.

A lo mejor y pueda sonar cansón ese "hemos llegado", pero para mí cada uno de ellos era un objetivo cumplido. Emprender este viaje era algo nuevo, y aun sabiendo que tengo la resistencia y un buen estado físico, era una experiencia que nunca había realizado. Llevo buen tiempo dedicada solo al ciclismo urbano, la montaña y las largas distancias quedaron atrás hace tiempo. Es por ello que cada letrero de "Bienvenidos" era una pequeña meta cumplida. Un micro orgullo. Pero llegar a Los Frailes, a Machalilla, fue ya el destino final. La mona lo consiguió. Se propuso llegar a Machalilla en bici por toda la ruta del Spondylus, y lo logró. Es simplemente una satisfacción. Un logro personal.

Llegar a Machalilla, a las pequeñas habitaciones de Clarita, una señora que no me veía hace años, y que me recuerde, es algo hermoso. He ido 3 veces, con esta ya serían 4, y siempre me quedo donde ella. No pidas mucho, dos camas, toldos, sin ventilador, pero la vista, espectacular. Tiene los cuartos al pie del mar. Donde la brisa te embriaga.

Machalilla es un pueblo de paso, entre Puerto Cayo y Puerto López. Lo único atractivo entre ambos puntos es Los Frailes, una playa dentro de la reserva ecológica. Un pequeño paraíso refundido, donde solo escuchas las olas romper en la orilla.

Luego de 3 días de pedaleo, nos quedamos ahí, descansando. Un suculento pescado apanado con arroz y patacones fue nuestro almuerzo. Al día siguiente un delicioso bolón (con queso manabita, obvio) con tortilla de camarones y café nos cayó cual yunque en el estómago. No pidas acción en Machalilla. Es una playa extensa, hermosa, llena de barcos pesqueros, que le dan un atractivo de puerto. Para postal. Pero de ahí, sumamente tranquilo.

Así termina nuestra aventura pedalera. El último día nos embarcamos en un bus que nos llevó de regreso a Guayaquil. Este sí nos cobró por las bicis, pero de los $2 por cada una, le rebajé a $1. Gran cosa, sí, no quería sacarle la ley de tránsito al cobrador, jajajaja. Fuimos casi al fondo del bus, y en casi todo el trayecto tuvimos "música en vivo". Un grupo de universitarios que se pasaron cantando todas las canciones habidas y por haber de su equipo de fútbol. Nunca pensé que habrían tantas, pero en serio, tantas canciones para una hinchada.

Llegamos a Guayaquil, y cada uno partió a su casa. Llega un momento en que las piernas simplemente siguen dándole vuelta al pedal. Todavía no lo podía creer. Hicimos poco más de 150 kilómetros, y aunque algunos hacen eso en solo un día, no me importa. Como dice el título de este post: ni rápidos ni furiosos (aportación de César). Fue una experiencia formidable. El avanzar con tus propias piernas, llegar a un destino con el bombeo de tu corazón. Trato de encontrar las palabras precisas pero no puedo. Es simplemente grandioso. Una vía que recorres de manera automática, a veces a más de 100kms por hora, hacerlo a un promedio de 20kms, te hace disfrutar mucho más el paisaje, los detalles.

¿Lo repetiría? Sí. Pero ya no quiero más lomas, jajajajajaja. ¿Recomendaría a alguien que lo haga? Definitivamente. Si te gusta andar en bici, viajar, y tienes espíritu aventurero, es una gran oportunidad de vivir algo nuevo. Hay cicloviajeros que llevan meses, años, recorriendo continentes. Que simplemente agarraron sus cosas, las treparon a su bici y se fueron. Qué recomiendo: planificar una ruta previa. No tiene que cumplirse a rajatabla, pero al menos tener una idea de a dónde vas a ir. Parar cuando estés cansado, comer cuando tengas hambre, hidratarte. Los guineos son lo máximo. El atún siempre te va a salvar. Lleva un par de tubos de repuesto. En nuestro caso, nunca pinchamos. Tanto así que llegué a casa, y al día siguiente, la llanta amaneció desinflada. Fue un goce eso para mí. Puedes ir solo, o acompañado. Si vas con alguien, que sea de plena confianza, porque van a pasar juntos todo el tiempo. Deben conocerse lo suficiente, compartir gustos, apoyarse, pedalear al mismo tiempo, que no te apure, ni te atrase. Que te aguante, más claro. Fotos, toma fotos. Todas las que quieras. Si te gusta escribir, lleva algo para hacerlo. Conoce a la gente, conversa con aquellos a quienes te topas en cada destino.

En resumen, vive la experiencia. Vale la pena.


















viernes, octubre 28, 2011

Cerrando pestañas.

Esos momentos en que abres tu blog y quieres escribir algo, pero cierras la pestaña porque no te termina de convencer el tema.

Y cuando quieres contarle a tus lectores que hace poco más de un mes tu vida dio un giro inesperado y ahora te encuentras en una situación que no te gusta pero tienes que buscar la manera de sortearla. La mona anda sin trabajo, porque fue parte de la reestructuración de su empresa, del recorte de personal, y le dijeron "gracias por su trabajo, tome su cheque". La puta. Ando en búsqueda de un nuevo empleo, otra oportunidad. Y la locura de adelantar mis planes e irme a vivir y trabajar en la playa. Ay mona, ay mona...

Pero cierras la pestaña.

Y la vuelves a abrir, porque el blog está abandonado y no te gusta que agarre mucho polvo. Peor con tu alergia, vas a empezar a estornudar como loca.

Así que empiezas a escribir parrafitos cortos, con las ideas que se asoman en tu cabeza. Como por ejemplo, este párrafo (y los anteriores también). 

Y aprovechas para contar que estás contentota de la vida por andar en bicicleta. Aunque medio te hayas matado un par de veces, golpeado feo y asustado. Dale mona, así uno se curte en la vida, en base a caídas y sustos. Carajo.

Al final, te das cuenta, que escribiste un pequeño post. Y esta vez no cierras la pestaña. Porque al final de cuentas, así de sencillo, así de improvisado, te terminó gustando. Y bueno, ¿no es así la vida? Sencilla e improvisada.

Buen viernes querida gallada.

martes, septiembre 06, 2011

El maldito asunto del "amor"

Un puto tema recurrente en mi blog. A veces creo saber qué es, otra, como en este preciso momento, es incierto. Y me río, irónicamente. Porque sé que a veces puedo ser una gran huevada. Creerme que lo sé todo, y que simplemente hay cosas que me resbalan. Que ya estoy curada. Ya estoy curtida.
Ni verga.

(Debo advertir que hay más malas palabras...)

Y de repente me dicen: "El amor es como la arena de la playa, sólo se debe coger con una mano (fidelidad) y debes ver coger lo más que puedas con una mano... Pero no podrás cogerlo todo... (virtudes y defectos) con el tiempo, se irá saliendo de las manos... Y sólo quedará muy poco... Ese poco que queda, debe ser solamente compañía, compañerismo y respeto. El resto de cosas... se van a ir con el tiempo... Sólo trata que ESAS 3 no se vayan... Esto que te acabo de decir, no lo leí, no me lo dijeron, es lo que veo de la vida."

Y así, terminé cagada. Recibiendo una analogía con tema de playa. Y me hacen ver la luna, y termino llorando como estúpida, sola, en el patio, con frío. Deseando tanto tu abrazo, extrañando tanto a mi padre (escuchando su puteada, comenzando con su clásico "ca-ra-jo"). 

Chucha de tu madre. ¿Qué estás haciendo? ¿Qué está pasando? ¿En qué va a terminar esto?

Maldito amor. ¿Por qué nos complicamos tanto para sentirte? ¿Cuál es el objetivo de hacerlo tan difícil? Esa manía de tenerte miedo, recelo, culillo. Pero a la vez, curiosidad, anhelo, necesidad de descubrirte, de sentirte, de poder decir "te amo" y que sea verdadero ese sentimiento. No sólo palabras fingidas.

Tengo miedo...

Ojalá que el deseo se vaya atrás de ti... 
Para no verte tanto, 
para no verte siempre, 
en todos los segundos...
en todas las visiones... 

"Si en verdad no he amado de verdad, y deba aprender contigo, así termine mal parada, quiero hacerlo."

miércoles, agosto 31, 2011

Coco

Dame un beso con sabor a coco. 
Déjame en los labios la salinidad de tu lengua. 
Méceme en tus brazos al vaivén de las olas. 
Hazme ver la luna llena en la playa penetrándome hasta el éxtasis.

jueves, marzo 10, 2011

Ocasos citadinos

Acabamos de pasar el feriado de carnaval. 4 días en los que la gran mayoría de los guayacos huímos a la playa para disfrutar del sol, el aire yodado y unas merecidas vacaciones al pie del mar. Muchos prefieren quedarse, para así (aunque parezca contradictorio) huir de la marejada de personas que escapan de la ciudad. Sí, suena raro, pero no es tan difícil de entender. Los que viajan huyen de la ciudad, de la rutina; los que se quedan, huyen del exceso de personas, de la muchedumbre. Cada uno huye como puede. Eso es seguro.

Yo huyo de las dos cosas. Así que mientras disfrutaba de una hermosa playa que pocas personas conocen, y por lo tanto es uno de mis lugares favoritos para escapar de la rutina y no sufrir del gentío (odio las playas cuando están repletas de gente), leía mi twitter y me topo con un tweet que decía así:
"El 70% de mis contactos que se fue a la playa, pone una foto del atardecer en el bbm. Clichè. Yo también lo haré. #Not"

Mi foto del bbm era justamente el ocaso. Así que lo primero que pensé fue: "nah, anda hater y punto". Horas después, leí el siguiente tweet:
"No veo la diferencia entre atardeceres en la playa, montañas o ciudad. Son atardeceres, ambos son hermosos y coloridos, pura ciencia :D amén"

Aquello me dejó pensando. Amo los ocasos. Es más, siempre digo que mi hora favorita del día es de 6pm a 7pm. Me encanta ver cómo el cielo va cambiando de color, el día le va dando paso a la noche, quien poco a poco va tomando posesión, oscureciendo todo. Pero en el transcurso, la paleta de colores es formidable. Tonos melones, violetas, rojizos. Es simplemente maravilloso. Cada puesta de sol es un lienzo diferente.

Cuando veo un hermoso ocaso, lo fotografío. En mi Flickr hay algunos que he podido capturar y para mí son espléndidos. En lo personal, adoro verlos en la playa. Es una sensación de unión con la naturaleza, con la energía del universo, que me llena, me renueva, se rebosa.

Pero los tweets de mi amiga me desconcertaron al comienzo. Para ella son iguales los ocasos en cualquier lugar, pero para mí no. En la ciudad no se pueden apreciar de igual manera, debido a los edificios, la contaminación del aire, el cielo guayaquileño que muchas veces pasa nublado. Todos estos factores no te permiten disfrutarlo de igual manera que en la playa, o en las montañas, donde puedes ver el horizonte, el cielo está despejado y no tienes estructuras metálicas que obstaculicen la visión.

Cuando regresé a Guayaquil, caminaba a mi casa y me topé con un hermoso atardecer. ¡En la ciudad! Le tomé una foto enseguida y se la pasé a mi amiga, diciéndole que en la ciudad también se ven bellos atardeceres, aunque no tan seguido como en la playa. Sin esperarlo, empezó a pasarme fotos de ocasos citadinos, capturados a través de paredes, nubes y demás obstáculos que no permitían verlos en su totalidad. Y me dijo que le gustan así, porque un ocaso en la playa es simplemente naturaleza, tal como es, sin la mano del hombre. Un ocaso en la ciudad te hace ver lo que somos capaces de construir, lo que podemos llegar a ser.

Me mató.

Y vi las fotos, y fueron ocasos preciosos. Porque vi, como ella, más allá de una pared, de una estructura metálica, de una nube negra, una bocanada de contaminación. Pude ver a través.

Llegando a mi casa.



Ocaso a través de la pared. (foto de mi amiga)

En plena urbanización. (foto de mi amiga) 

Esa pequeña y a lo mejor superficial conversación me enseñó mucho. Ahora, gracias a ella, amo más los ocasos todavía. Sin menospreciar el lugar donde me encuentre.Son hermosos y coloridos, como dice ella. Gracias =D

lunes, agosto 09, 2010

Un pequeño escape

A veces es necesario, a veces urgente. En otras ocasiones simplemente te dan ganas. Mochila al hombro y adiós ciudad.

- Necesito relax.

Y así fue. La brisa del mar, el sonido de las olas, una hamaca, mariscos hasta decir basta. Una casa de madera, qué rico huele la madera. Un poco de frío, un poco de calor, el clima perfecto. Hundir los pies en la arena, jugar con papá, caminar, caminar, sin decir nada, sin necesidad de abrir la boca. Y sentirse bien acompañada.

Amo la playa. Y cada vez que voy lo reafirmo, quiero terminar mis días allá.

martes, enero 27, 2009

1 año papá

A un año de la muerte de mi papá, viajé con mi mamá y mi enamorado a Ayampe, playa en donde Roberto Patiño Aroca disfrutó de su último día de vida en el mundo físico. Llegamos un día antes, recorrimos la playa, le enseñé a mi mamá a dónde lo había visto, le conté todo el proceso. El estar en la universidad en clases y recibir la llamada de mi tío preguntando si sabía algo de mi papá. Luego la siguiente llamada, "tu padre está perdido en el mar". Desde ahí el tiempo fue ajeno a mí, todo comenzó a las 2pm de ese sábado 26 de enero, y acabó, no, no acabó, no acaba todavía, no acabará nunca.

Recuerdo esperar el helicóptero, recuerdo ver Guayaquil desde el aire, una vista fabulosa. Recuerdo llegar a Ayampe, aterrizar, tratar de caminar lo más rápido posible (las zapatillas hundiéndose en la arena no me lo permitían), ver un corro de personas al fondo de la playa, mi tío deteniéndome para darme la mala noticia, los pies de mi papá sobresaliendo y el resto de su cuerpo cubierto por una sábana, los medios de comunicación, esperar, esperar, esperar, regresar a Guayaquil en carro. Recuerdo las acciones, pero el tiempo no. Era de día, luego de noche. El reloj y su tic tac eran sonidos distantes, imperceptibles.

Tomé algunas fotos, no podía dejar mi cámara en casa, mi compañera de viajes.

Ocaso en Ayampe


Por la mañana me acerqué a la playa y le hice un pequeño regalito a mi papá, un pedazo de caña, un poco de hojas de palmas y unas conchitas.

Regresar a esa playa fue bastante enriquecedor. Lloré, pero fue poco, el volver a ver la playa, las rocas, el lugar, las personas, fue una especie de alivio. Fue encarar, es aceptar. Es seguir adelante, siempre recordando, siempre extrañando.

Un beso y un fuerte abrazo papá, en donde sea que estés :D

lunes, agosto 04, 2008

La bartender

Este fin de semana por fin pude cumplir uno de mis peculiares sueños: ser bartender. Como les conté en el post anterior, iba a estar en Revólver ayudando a mis amigos a atender a los clientes. Al principio me gozaban porque destapaba las botellas muy lento, en comparación a ellos (me sentía como Violet, de Coyote Ugly) pero conforme iban pasando las horas mis manos se hicieron más rápidas. Lo malo, me congelaba las manos cada vez que las metía en el refrigerador, sino sufrí principio de hipotermia fue de chiripazo. Lo loco, nunca he visto tanta cerveza en un sólo lugar, y cuando creí que ya se estaba acabando me enseñaron otro refrigerador repleto. Yo en broma dije "¿he muerto?" "¿por qué?" me preguntaron, "es que creo que estoy en el paraíso" XD No, no crean que soy borracha, en toda la noche me habré pegado máximo una cerveza, estaba más pendiente de la gente.

Agradezco a Berni por haber ido con sus panas a pegarse unas chelas, sorry por no poder conversar con ustedes un rato pero ya pues, me tenían detrás de la barra. Y a ese ser anónimo que se acercó a preguntarme el nombre y decirme que leía mi blog, gracias también. No alcancé a preguntarte si fuiste porque leíste el post o fue de coincidencia. Y tampoco pude preguntarte, ¿quién eres? ¿comentas?

Lo malo es que al día siguiente amanecí con un malestar en la garganta, creo que producto del humo de cigarrillo, pero se me pasó alrededor del mediodía. Deberé andar con caramelitos de menta para protegerme la garganta. Sí, deberé porque seguiré yendo. Me dijeron que les fui muy útil así que quiero aprovechar para irme entrenando. A lo mejor me emociono y abrimos una sucursal en la playa. Sería fabuloso.

Así que ya saben, si no tienen nada que hacer el finde y quieren ir a un lugar con buen ambiente, excelente música (rock!), trago barato y excelente atención (por mí ji ji ji) me encontrarán en Revólver.

viernes, agosto 01, 2008

Retomando

A punto de escribir, se acaba de posar una mosca bien fea en mi laptop, y extrañamente no la he espantado, está ahí, quietita... le acabo de tomar una foto, nota rara la mía.


Qué les puedo contar de mi vida ahora último, bueno, algunos cambios, cosas inesperadas. No, no voy a dar detalles porque no lo creo necesario, y en parte, correcto. Es más, he querido postear ciertas cosas pero he preferido censurarlas. No me entienden, lo sé, pero bueno, algunos sí lo harán. Pero hay otras cosas que sí les puedo contar. La tesis sigue avanzando, se desvío un poco de su camino pero lo ha retomado. Me ha hecho parir la condenada, dura 9 meses y ha sido como un maldito embarazo. En mi caso la he querido hasta abortar, jeje, pero no voy a botar a la basura 1500 dolores dólares.

Mis planes a futuro siguen transformándose. Sigue en pie el negocio en la playa, de un puesto de batidos ha pasado a una hostal, ahora suena bonito un bar. Y con sucursal aquí en Guayaquil, así estaré de un lado a otro. No quiero dejar mi linda ciudad pero no quiero pasar mucho tiempo sin estar en la playa, junto a mi papá. Hablando de bares, hoy estaré hecha la bartender en la alborada, el lugar se llama Revólver, al final del Garzocentro, a la derecha (nada de publicidad, eh, jeje, es el bar de unos amigos pues, qué se puede hacer sino apoyarlos). Hace algunos años me ha entrado el gusto por preparar tragos, es más, estuve a punto de meterme a un curso de flair bartender porque me parece del carajo, pero la falta de tiempo me detuvo.


Siguiendo con mis planes, según quería sacar una maestría pero ya no estoy muy segura. Lo que sí quiero hacer es graduarme y darme una vueltita por el Ecuador, para empezar. Quiero conocer mi país, sus 4 regiones, antes de salir y conocer algo ajeno. Primero pensé viajar con mis ahorros pero luego me pasaron el dato de conseguir algún trabajo el cual implique viajar. El mejor que se me ocurre es de guía turística. Domino un inglés promedio y soy buena en el trato al cliente. Así que si alguien tiene por ahí alguna vacante, que sea a partir de enero, me deja un comentario. Qué otros trabajos podría optar, bueno, dicen que azafata, pero ellas usan tacos, se maquillan y deben tener falditas. No, no me veo como azafata.


Sigo aprendiendo artes marciales, en especial brazilian jiu-jitsu, junto a wrestling, judo y vale todo. Estoy enamorada, me fascina. Ya me ascendieron, sigo siendo cinturón blanco pero ahora tengo una rayita. Me sentí muy orgullosa de mí esa mañana cuando el instructor me envolvió la punta del cinturón con la cinta. Cada vez voy mejorando, he hecho nuevos amigos y me siento bien conmigo misma.

A ver... algo más... algo más... creo que por el momento nada. Esto es lo que me ha pasado ahora último. Sobre lo de la novela del post anterior, ya se solucionó, y aunque no todos los personajes salieron bien parados, bueno, a veces es necesario. Pinche vida, cuando crees que todo está solucionado, te lo complica un poco más. Bien dice Forrest, la vida es como una caja de chocolates, uno nunca sabe lo que le va a tocar.

jueves, mayo 29, 2008

Playa y tesis

Disfrutando el ocaso en Machalilla

Tengo unas ganas locas de irme a la playa, pasar tranquila este fin de semana, disfrutar la brisa, acostarme en la hamaca, comer mariscos, escuchar buena música y alejarme al menos por dos días de la locura de vivir en una ciudad como Guayaquil. Pero tengo que hacer tesis, aunque me pregunto, puedo llevarme la laptop, los apuntes, las grabaciones y trabajar allá. Sí, podría hacerlo. Si me voy, sería a Punta Blanca, un lugar tranquilo, sobre todo ahora que no es temporada, no habrá gente y estaré prácticamente solita. Tendré más tiempo de avanzar con el documento sin tantas interrupciones que se dan acá en la ciudad, bueno, no tanto así interrupciones, más bien, cómo decirlo, tengo más cosas que puedo hacer, más actividades. Pero allá en esa casa, es diferente.

¿Me voy?, no lo sé, veremos...

miércoles, abril 02, 2008

Actualizando

¿Qué haces cuando has dejado abandonado tu blog?
1. Disculparte y dar las razones del abandono
2. Tratar de encontrar algún tema para escribir
3. Si no lo encuentras, contar qué has estado haciendo
4. Decir que tratarás de no volver a dejar abandonado tu blog
5. Si no lo cumples, volver al primer punto

Sí, nuevamente, posteé algo pequeño por mi cumple y botado nuevamente, verguenza, ji ji, pero bueno. Por qué no he escrito, pues por lo mismo de siempre, falta de tiempo. En estos días mi jefe me ha tenido muy ocupada, aparte estoy terminando un tutorial de una materia que me falta y por último, estoy en pleno proceso de la tesis. Nos toca presentar la pre-inscripción oral mañana y esperamos que no haya ningún problema, nos aprueben el tema y seguir trabajando.

Películas, siempre tengo alguna película para recomendar, y esa no es Jumper. Por favor, en serio, vayan a un local de pelis y paguen $1,50 o se la pueden pedir prestada a alguien pero no gasten dinero en ir al cine a verla. Lo único bueno, los efectos especiales. Trama más fofa no puede haber, desperdicio de actores como Samuel L. Jackson y Diane Lane. Yo no me dormí gracias a los efectos especiales, pero ya estaba dormitando. Una mejor reseña (porque me da pereza escribir más sobre esta peli) la encuentran en Cinerama.

Una que sí les recomiendo es The Spiderwick Chronicles. Claro, si les gusta las películas "infantiles". Son esas pelis que su grupo objetivo son niños pero que un adulto también puede darse el gusto de disfrutarlas. Lo malo, no muestran suficientes criaturas fantásticas. Se supone que el viejito escribió toda una guía de animales fantásticos y si no me falla la memoria vi apenas cinco. Sin embargo me gustó bastante la película, te va metiendo de a poco en la historia y aunque ya te sabes el final te puede llegar a sorprender. El truco es, dejarse sorprender. Será por eso que me siguen gustando las películas "infantiles". Como adulta ya sé lo que va a pasar, pero no me importa, y me olvido de ella, dejándome llevar por la historia.

El 3 de Mayo estaré en Quito, como gran fanática de Miguel Bosé, ya cargo conmigo la respectiva entrada para su concierto. Espero estar lo suficientemente cerca para poder tomar fotos y verlo bien. Si ven una loca en la tarima de pelo azul, esa seré yo XD

Cierto, pelo azul, por fin cumplí con una de mis locuras: me hice mechones azules en todo el cabello. Foto, sí, tengo foto, ya voy a treparla. En la calle imagino que se ha de notar más, sobre todo cuando pega bastante el sol.

En Semana Santa me fui a Machalilla, la pasé riquísimo. No pudimos entrar a Los Frailes, bueno, no quisimos entrar porque le han subido estúpidamente el precio. El año pasado creo que pagué 2 dólares por entrar y ahora está a 12, una barbarie XD Al menos nos comentaron que hay unos guías que te llevan por un sendero con árboles en extinción y puedes llegar a unas playas bonitas, sin contar la violación de mosquitos y la casi deshidratación por no llevar agua, estuvo increíble. Como les dije anteriormente, tomé fotitos para que las sapeen. Me falta ir a Baños, no me he olvidado, estoy esperando que pase la alarma, que creo que ya pasó y bueno, ahora tener un finde libre. Pero me tengo que ir...

Y bueno, eso es todo por el momento. Pensaré en algún tema, sí, no se preocupen ;o)

martes, enero 29, 2008

Palabras a mi papá

27 de enero del 2008

Mi papi estaba loco, y en su locura me inculcó tantas cosas, que gran parte de lo que soy es gracias a él.

Creo que lo más valioso que aprendí es el amor a la vida. El disfrutarla cada minuto, el gozarla. Esa era su palabra favorita, o al menos una de ellas. Y cualquier persona que haya tenido el honor de conocerlo no puede contradecirme. Mi papá fue un gozador, por lo tanto, se gozó la vida.

La actitud positiva es otra herencia que me dejó. Cuando mi papá tenía un problema, no se dejaba abrumar. Se preocupaba, sí, pero eso no afectaba su estado de ánimo. Me enseñó que las personas felices no son las que no tienen problemas, sino las que buscan la manera de solucionarlas y salir adelante. Él nunca se dejó abatir, no desesperó y nunca, nunca perdió algo muy importante: la fe.

Me enseñó a afrontar mis miedos y cada vez que tenía uno me decía -¿recuerdas ñaño su frase?- me miraba a los ojos y decía: ¿Para qué es el miedo? Para vencerlo.

Era el hombre más inteligente que conocía. Cualquier duda que tenía, él sabía la respuesta. De cariño mi prima Mary y yo le pusimos “el pequeño Larousse Ilustrado”. ¿Recuerdas prima la diferencia entre actitud y aptitud?

Cuando de pequeña me daba algún berrinche o no quería obedecer alguna orden mi papá tenía una técnica fabulosamente efectiva. Me miraba a los ojos y con voz calmada decía “uuunooooo”, si seguía en lo mismo me decía “doooooooooos”, y si seguía en lo mismo… bueno, tengo 24 años y debo confesarles que no sé qué ocurría si decía tres. Creo que mi hermano una vez lo averiguó, pero no me ha dicho nada.

Me enseñó, me enseñó tantas cosas que no tendría tiempo para contarlas todas. Desde jugar ajedrez hasta mantener la calma en situaciones de emergencia. A usar un taladro, disfrutar de los pequeños detalles, a defender a los débiles, buscar la justicia, perseguir mis sueños, etc., un largo etc. Me hizo lo que soy.

Gracias por estar aquí, por compartir con nosotros este momento, por sus palabras, sus gestos de cariño, por las flores, mi papá adoraba las flores, siempre que caminaba iba arrancando las que encontraba, formaba un ramillete y las regalaba. Y veo tantas flores aquí que se me alborota el corazón de sólo verlas.

Estoy triste, se fue no sólo mi padre, se fue mi héroe, mi ídolo, mi mejor amigo, pero estoy tranquila y feliz por su final. Él adoraba la playa, le encantaba el mar, pasaba horas flotando boca arriba, dejándose llevar por la marea. Y estoy feliz porque él me había dicho que quería pasar sus últimos días en la playa y morir en el mar.

Se nos fue muy pronto y muy rápido, como una estrella fugaz que medio alcanzaste a ver porque pestañeaste en ese momento. Se nos escapó como agua entre las manos. Pero se cumplió su deseo, se hizo uno con el mar. Y cada vez que me meta, nadaré con él, cada ola que me pase, será una caricia de él, cada conchita que encuentre será un regalo de él, y el sonido del vaivén de la marea será su voz cantándome y diciéndome cuánto me amaba.

Lo siento por los padres aquí presentes, pero no pude haber tenido mejor papá en todo el mundo que él. Aprendí de sus valores, aprendí de sus defectos.

Te amo papi, siempre lo haré. Estoy orgullosa de ser tu hija y fue un honor tenerte como padre.

jueves, febrero 22, 2007

Carnaval en Canoa

Cuatro días sin celular, Internet, noticias, ni nada. Uno de los feriados más ricos que he pasado. Lejos del bullicio de la ciudad, del cemento, asfalto y edificios grandes que te tapan el cielo. Recogí conchitas, anduve descalza, comí mariscos hasta hartarme, me adueñé de una hamaca al pie del mar.

Los dos primeros días nos "hospedamos" en una hostal a 5 minutos de Canoa, en carro, y a 30 a pie por la playa. Pongo entre comillas el hospedamos porque nos aventuramos y nos instalamos en una carpita que llevamos. Hasta colchoncito inflable, jejeje... Quedamos un poco estrechos con las maletas adentro pero igual se la pasó rico. Luego, nos quedamos en Bahía y ahí sí alquilamos un cuartito más amplio =o)

Canoa es divino, tal como me habían dicho, el Montaña de antes. Mucha gente para mi gusto, pero igual divino. Bueno, escuchamos You're the one that I want, de la película Grease, en reggaeton, tocaba estar atento a los bombazos de agua que te podían lanzar y muchas olas para poder bañarme con tranquilidad en el mar. Pero igual, disfruté bastante.

Conocí dos nuevos medios de transporte. El ferry (jeje, la gabarra, la gabarra) y el triciclo (sacadero de madre para quien lo maneja). Si no cruzabas en la gabarra, podías hacerlo en unas lanchitas, que para mí eran divinas, por todo el tembleque que causaban. Ese balanceo y estar tan cerca del agua me gusta. Igual, nos ponían chalecos salvavidas, jejeje.

Ahí les paso unas fotitos pa' que vean que cumplo con mi propósito de este año, jejeje... Tocará ver el próximo destino al que me toque ir.


Paisaje

Otro paisaje

Divino, sencillamente divino

Divina, ji ji ji XD

En la lanchita

¡Ahí viene el ferry! jeje =p

La de la izquierda era mi hamaca

Dentro de la carpa

lunes, febrero 12, 2007

Montañita

Fotitos y videitos de mi viaje a Montañita de este finde. Ya llevaba buen tiempo sin ir, y bue, tal como afirmé junto a Bonny (ver comentarios post anterior), ya no es lo mismo. Va demasiada gente. Estaba repleto, familias enteras. Poco más y sacaban el seco de pollo y comían en la arena =/

Les pondo dos videitos. Uno de un malabarista con fuego (eso siempre se ve bacán) y el segundo, la preparación de mi trago favorito: Coco Loco. Como se me acabó la memoria de la cámara, faltó el final cuando decora el coco, pero al menos me tomé una foto pa que vean como queda el trago ya listo.

Digan ustedes, ¿Playas o Salinas?