Carnavalazo

La verdad que pasa el tiempo y en vez de aceptar la costumbre la detesto. Andar mojando a las personas que van por la calle y luego reírte de su expresión y verlo ahí plantado en pleno centro con toda la ropa mojada me parece una completa falta de respeto. Claro, de chiquita alguna vez lo hice, no tengo porqué negarlo, pero en ese entonces no comprendía el trasfondo de la situación. Sí, para mí también era divertido mojar a la gente, pero ahora que he crecido comprendo que es incorrecto y ya no lo hago. Pero, me sorprendí el ver a personas adultas actuando como niños, con baldes, globos, anilina, grasa, lodo, cualquier elemento que pueda servir para joder al otro. Por más que exista la ley de no jugar carnaval con terceros, por más que sea un día de cárcel y una multa de 28 dólares, la gente no entiende.

Pasé con Iván Gabriel el feriado (en su blog podrán sapear dónde y cómo fue), y bueno, estando fuera de la ciudad, y viendo matar a un chancho y bañarnos en un río, no puedo exigir que no mojen allá, así que me tocó estar encerrada en el bus o en la casa, no me quería hacer mala sangre aunque en algunas ocasiones quise meter de cabeza en el río a algún pelado que trataba de mojarme.

No comprendo esta costumbre. Según he leído, en el Guayaquil antiguo, en carnaval los hombres lanzaban globitos con agua perfumada a las mujeres como un acto de amor o coquetería, supongo que de ahí deriva y se ha tergiversado, lanzando ahora sustancias que hasta llegan a dañar la ropa...

No, no entiendo y no comparto esa costumbre... Podría un día reunirme con mis amigos y jugar carnaval entre nosotros, eso sí, mojar al otro, hacer guerra de globos y cosas así sí me parece divertido, pero no el andar mojando a terceros y aguarles el feriado...