jueves, mayo 17, 2012

La colcha.


6/03/2005






El frío la despertó cuando el farol de la calle ya no escurría su ténue luz por la ventana. La habitación se encontraba a oscuras así que tuvo que tantear para encender la lamparita de su mesita de noche. El reloj marcaba las 3:47am.


Se incorporó lentamente y deslizó las piernas por el borde de la cama. El piso se encontraba helado por lo cual se colocó las zapatillas. Nada más que un minúsculo calzoncito celeste y una camiseta descolorida de tanto lavarse cubrían su cuerpo. El frío ya había trabajado con su cuerpo, erizando sus vellos y brotando sus pezones.


Llegó hasta el clóset y empezó a buscar una colcha que la abrigara más, la sábana no bastaba. Hurgó por un momento pero no encontró ninguna hasta que recordó que no había ido a recoger la ropa de la lavandería. Abrió un cajón, sacó un calentador y se lo puso.


Salió de la habitación, caminó por el pasillo hasta la tercera puerta de la izquierda y la abrió lentamente. La cerró detrás de sí y se metió a la cama. Esta se encontraba mucho más confortable, debido a la colcha y a la nueva compañía que tenía.


Se acomodó muy cerca de su amigo y pasó su mano por su rostro. Bajó lentamente por el pecho hasta llegar al estómago, jugó momentáneamente en esa zona hasta llegar a la entrepierna. El miembro de su amigo empezaba a despertarse de a poquito y ella al darse cuenta de esto se deslizó por debajo de la colcha y empezó a besarlo. Al hacer esto no sólo terminó de erectarse sino que su amigo se despertó.


- Hola... no puedo dormir, tengo mucho frío - fue lo único que dijo antes de volver a meterse el miembro entero en su boca.


Lo saboreaba delicadamente, como un helado de su sabor favorito. Y le gustaba, a ella, a él, a los dos. El calor crecía debajo de la colcha junto a los gemidos de placer del dichoso amigo. Quiso devolverle el placer y cuando acercó su mano a los senos de su amiga ella la rechazo. Se trepó encima de él, a horcajadas, le agarró los brazos y los llevó hacia atrás. Se sacó la camiseta y con la misma le amarró las muñecas.


Esa imagen la excitó tanto que ya se encontraba completamente húmeda. Deslizó su mano hasta sus caderas y se quitó las únicas prendas que los separaban. Luego agarró el miembro y lo introdujo en su vagina. La sensación fue deliciosa y la locura no se hizo esperar. Empezó a moverse adelante y atrás, volviendo loco a su amigo. Su cadera se balanceaba como un péndulo, pero a un ritmo mucho más rápido. Cambiaba los movimientos verticales por los horizontales, ahora subía y bajaba incesantemente, apretando sus piernas para ejercer más presión.


El orgasmo se sentía venir, su amigo no soportaba más. Amarrado, sin poder hacer nada más que recibir placer. Ella seguía, subiendo las revoluciones, embistiendo alocadamente. Iban llegando poco a poco al clímax, al punto máximo del placer, donde iban a estallar de gozo. Donde estallaron de gozo, él, ella, los dos.


Ella sintió los espasmos recorrer su cuerpo, él ahogó un gemido de placer. Ella se sentó a lado de su pareja, se dio media vuelta y se perdió en la oscuridad. Prendió la luz del baño y buscó en el clóset una colcha. Se la colocó bajo el brazo, le dijo "buenas noches" a su amigo y volvió a su cuarto, mucho más caliente de lo que esperaba regresar.

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