Cada tanto, Pedro y Lucía me visitan para hacerme seguimiento. Ella se esconde para que no la vean. Olvidándose que nadie la puede ver.
- ¿Cómo estás? – Me pregunta Lucía.
- Estam… Estoy. Estoy bien. Trato de adaptarme.
- Sabes que no estás sola – Me responde con un tono compasivo.
- Lo sé.
Y sonrío mientras la veo asomarse detrás del aparador. Le guiño un ojo cómplice y la hago sonrojarse.
- Lo sé.
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