martes, diciembre 21, 2004

Qué inmadura que eres...

Ayer estuve celebrando con unas amigas el cumpleaños sorpresa de una de nosotras, organizado por el ex-enamorado... Pongo ex porque desde ayer dejó de serlo y se convirtió en el prometido... Mientras espérabamos que llegara la homenajeada, nosotras estábamos conversando y bromeando. Entre risas y comentarios, una de mis amigas roza por molestar la torta y así poder robarse un poquito de la crema pastelera. Al instante se escuchó una vocecilla particular de otra amiga nuestra diciendo: "Qué inmadura que eres". Yo me empecé a matar de la risa ya que recordé que ella siempre nos tachaba eso desde 4to curso, año en que nos conocimos.

Seguíamos conversando y bueno, para no alargar tanto el asunto, a mí también me empezaron a tachar de inmadura, porque sacaba la lengua, hacía bromillas, jodía por todo y bueno, un sinfín más de razones.
Todo este asunto me hizo pensar, ¿cuál es la diferencia entre una persona madura y una inmadura? Porque a mí me estaban tachando cosas simples y graciosas como sacar la lengua (I love it!)... Si me vienen a decir que ser madura es convertirme en una persona amargada que no quiere -porque se niega- disfrutar de las cosillas de la vida, que no quiere -porque no debe- reírse de las situaciones que merezcan una risa, que no quiere hacer el ridículo -porque no es correcto- cantando en un karaoke porque tiene fea voz y aun así matarse de risa y celebrar a los cuatro vientos cuando el programa te premia con un puntaje de 99... pues entonces me niego a crecer... me niego rotundamente a convertirme en una persona adulta... si ser adulto es ser amargado y andar con la cara larga... seguiré siendo una niña, una loca, una desatada, una descarriada, una sin remedio, una orate, una chiflada, una inmadura...

2 comentarios:

Joseph Seewool dijo...

"Tres transformaciones del espíritu os menciono:cómo el espíritu se convierte en camello, el camello en león, y el león por fin en niño". Nietzsche, "Así habló Zaratustra" (De las tres transformaciones).
Este ya lo tienes apuntado. Simplemente lo cité de nuevo para decirte:
Afortunada tú que no has dejado de ser niña. Yo tuve que pasar por esas tres pesadas transformaciones para recuperar mi infancia: inocencia y juego.

Diana Patiño Flor dijo...

=p