El día de ayer disfruté de un concierto al aire libre de Napo junto a los poemas de Fernando Artieda. La verdad había escuchado antes de Artieda pero no recuerdo haber escuchado nunca uno de sus poemas. Ayer quedé maravillada con la emoción y fuerza con que los recitaba. Sus juegos de palabras tan bien elaboradas y esa jerga característica de un país, de una ciudad, utilizada perfectamente para crear un poema que gustaba al que la oía y que más de una vez arrancaba carcajadas del público.
Llegamos en el momento justo para colocarnos en una buena posición. Teníamos una muy buena vista y la verdad que me alegraba mucho de haber llegado bien. Pero el problema surgió cuando empezaron a llegar cada vez más personas. El lugar ya no daba espacio para más pero aun así se trataban de acomodarse como podían. Muchos tuvieron que quedarse parados porque ya no había asientos libres y fue ahí cuando algunos... cómo les puedo decir... ¿insensatos? ¿abusadores? ¿despistados? Bue... como sea... algunos se quedaban parados tapando a personas que se encontraban sentados detrás de ellos.
Fue ahí que empezaron los reclamos, los gritos de "siéntate que no dejas ver", "quien te manda a llegar tarde", "oye, no me dejas ver, muévete", entre otros. Justo tres señoras de parte posterior prominente se habían ubicado estratégicamente frente a nosotros por lo que procedimos a decirles de manera cordial que movieran sus inmensos traseros de nuesta vista. Yo fui a ver a Napo, no un trasero... "Así dez" como dice Arcades...
Luego que se movieron las señoras se ubica justo frente a mí una anciana con dos pequeniñes que ni siquiera han de saber quién es Napo ni donde estaban parados. El concierto estaba a punto de empezar y yo no podía creer que la viejecilla se fuera a quedar parada justo frente a mí. Pero cuando cogió al más chiquito de los nenes, para que pueda ver mejor, me di cuenta que sí.
Subió Napo y todos aplaudieron. Yo estaba dándole vueltas en mi cabeza la siguiente disyuntiva: Es una viejecita por lo tanto se le da más derechos en la sociedad, pero eso no significa que por llegar tarde y no encontrar puesto me obstaculice la vista.
Por eso procedí a decirle amablemente que no me dejaba ver y que por favor buscara otro lugar más apropiado. Y el diálogo que surgió fue algo así:
- Señora, disculpe, ¿podría ubicarse en otro lugar? No me deja ver.
- ¿Y a dónde quiere que me vaya si por allá me están botando?
- Señora, pero ese no es mi problema. No es culpa mía que usted llegue cuando ya esté todo ocupado, pero se está parando justo frente a mí y no me va a dejar ver.
- Pero yo también quiero ver y no tengo dónde ir.
- Sí, pero es una falta de respeto que se pare justo frente a mí. ¿Se da cuenta que me está tapando todo?
- Sí niña pero de la misma forma que usted quiere ver yo también quiero ver. - Cogió y me dio la espalda de nuevo.
Yo no sabía qué mismo hacer. Tuve que respirar hondo para no lanzar a la vieja pu.. -censurado- esa con niños y todo a la calle para poder ver. Me desubicó completamente la justificación de ella para quedarse ahí. No podía comprender como podía la señora decir que al igual que yo quiero ver, ella también... ¡Pero me está tapando por amor de Dios! Es ilógico, incomprensible, inaudito...
Y se quedó ahí como la mitad del concierto. No quedó otra que inclinarme un poco a la izquierda para poder ver porque por más que le iba a reclamar, la vieja esa no se iba a mover. Después de un par de canciones y poemas se retiró de la misma manera como había llegado.
Todo eso me dio a pensar: ¿Estuvo bien lo que hizo ella? ¿Estuve bien en reclamarle? Es que me pareció tan injusta la situación. Más aun que la señora me dio a entender que ella estaba en lo correcto y poco más y qué pena que la esté tapando pero yo quiero ver. Me dejó pensando un buen rato pero decidí dejarlo para después y disfrutar del concierto.
En sí, como dice el título del post, creo que la viejecilla abusó de su derecho de ser vieja... Por ser vieja no signfica que pueda abusar de los que no lo son...
1 comentario:
La vieja sabía perfectamente lo que hacía, estaba fingiendo ser retrasada mental, simplemente. Quizá le podías haber hecho una demostración práctica, es decir, colocarte a tu vez delante de ella.
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