jueves, noviembre 24, 2005

Adiós zapatito flamenquero

Ayer fui con Iván Gabriel al espectáculo de flamenco contemporáneo y al llegar a la boletería nos enteramos que ya se habían agotado las entradas. Yo ya tenía la mía comprada desde antes pero Iván recién la iba a comprar ahí. Igual entramos a la cafetería y habían más personas que también se habían quedado sin entradas. Estuvimos un rato esperando para ver si se re-vendían las entradas reservadas por si los dueños no aparecían pero estaba regia la competencia, jejeje...

Me metí un momentito al camerino para hablar con la Rocha (la que sale en el afiche) y me dijo que igual estaban organizando una segunda presentación así que decidí como mejor opción vender mi entradita e irme con Iván al cine pues hace rato andaba con ganas de ir a ver alguna película.

En el camino fue todo un espectáculo, la avenida principal de Los Ceibos estaba congestionada y digna de un tráfico de New York. De repente se escucha un estruendo y algo que se rompe detrás nuestro y al voltear, entre todos los faros de los carros, vimos a un señor que estaba sacando vidrios de su capó (¿así se escribe?). El protector de uno de los alumbrados del parterre se había caído y hecho añicos en el carro del señor.

Más adelante, en el carril opuesto se encontraba un pobre señor reparando su vehículo. Qué ocurrido que justo a esa hora, en ese tramo que es todo un desbarajuste por la construcción de la metrovía y que es de sólo un pinche carril, se le venga a dañar el carro. Los otros que estaban haciendo cola detrás tuvieron que treparse por el parterre para pasar.

Por fin llegamos a RioCentro Ceibos y luego de comprar la entrada tuvimos que esperar una hora para la función. Ahí conversando de todo un poco y vitrineando, comimos algo y derechito al cine. Vimos Chicken Little y se las recomiendo, me he matado de la risa en casi toda la película. Ya la voy a comprar para tenerla en mi colección. Y quiero un Kirby para navidad, pero rojo, no naranja, jejeje =o)

Para regresarnos, como todavía pasaban buses nos subimos a uno para no gastar en taxi. Estaba casi vacío y fue un viaje rápido. Luego me contó Iván que los dos negros que estaban en los primeros asientos iban conversando de cuántas veces habían estado en la peni =S Mejor que no se hayan bajado con nosotros me terminó de decir.

¡Ah! Casi me olvido. Un pana me regaló un chocolate Wonka, un verdadero chocolate Wonka. No lo podía creer cuando me lo puso en la mano. Toda una barra de chocolate con leche y arroz crocante. Estuvo delicioso. Hasta guardé el papelito para tenerlo de recuerdo. Los había mandado a pedir a Estados Unidos... qué pena que aquí no hayan. Y no, no había golden ticket, para la próxima será...

La verdad que en primera instancia quería escribir este post para comentarles que ayer la pasé muy bien. Que a veces por más planes que uno tenga, si por A o B motivo no se dan, qué pena pero igual, planear algo en ese momento y disfrutarlo de igual manera es lo que importa. Esas cosas que son inesperadas, sin planificar e improvisadas, muchas veces te llenan de emoción, jejeje... La pase rico ayer =o)

¿De quién estamos hablando? ;o)

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