Cierta mañana, mi padre me invitó a dar un paseo por el bosque y acepté con placer. Él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:
- Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más? Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
- Estoy escuchando el ruido de una carroza.
- Eso es -dijo mi Padre-. Es una carroza vacía.
Pregunté a mi Padre: ¿Cómo sabes que es una carroza vacía, si aun no la vemos?
Entonces mi padre respondió: - Es muy fácil saber cuando una carroza esta vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la carroza, mayor es el ruido que hace.
Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todo el mundo, inoportuna, presumiendo de lo que tiene, sentirse prepotente y desmereciendo a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:
- "Cuanto más vacía la carroza, mayor es el ruido que hace..."
2 comentarios:
Excelente post! me encanta la analogía...
dijo Confucio:
"Lo único que yo ambiciono y deseo es no caer en la necesidad de vanagloriarme por mis virtudes y por mi inteligencia, y no pregonar mis buenas acciones."
Hola, Nita:
Magnífica la observación, y también el comentario de Arturo trayendo muy oportunamente a Confucio. Que también dijo: "Cada clase de persona incurre en un exceso particular. Mediante la observación de los excesos pueden saberse las virtudes del que los comete".
Un saludo.
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