
No, no estoy muerta. Tampoco molesta. No tengo sueño. Ni estoy borracha.
Una, sólo se queda callada. Escucha todo, observa lo que pasa a su alrededor. Percibe los aromas que surgen por aquí, por allá.
En esas ocasiones, mis pensamientos me gobiernan. Me dejo llevar por ellos, y me vuelo por momentos. Regresando, para volverme a ir.
Y la gente se pregunta: "¿qué te pasa?" Y no me pasa nada. Es que están acostumbrados a escuchar mi voz, mi risa, mis ruidos, mis chistes agrios. Están acostumbrados a mi voz.
Hablo tanto, por eso imagino que estos momentos de silencio son para crear un equilibrio en mi ruidosa vida. Por cierto, los disfruto mucho. Mi mente se despeja, percibo diferente al mundo, a veces puedo dormitar o imaginarme cosas.
No, no estoy bajo ninguna sustancia psicotrópica.
Es simplemente vivir, de a poco, paso a paso, día a día.
Y mientras escribo este post, sin darme cuenta, he vivido otro momento de silencio.
Sí, el silencio es un gran compañero.
2 comentarios:
Hola!
A los años mujer... Entiendo lo del silencio. Ese es el gran derecho al que una apela en los grandes momentos.
Un saludo.
silencio: sabroso, único, un todo.
me ha gustao
saludos Nitadp! ;)
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