Hoy decidí agarrar mi bici para trasladarme por la ciudad. Tenía que hacer un par de gestiones y como tenía el tiempo a mi favor, aproveché para pedalear. Esperen, ¿dije tiempo a mi favor? Aunque no lo crean, me demoré mucho menos que si hubiese tomado un carro. ¡Ja! ¡Toma eso pinche tráfico!
Tuve que pasar por la Av. de las Américas, cruce con la Plaza Dañín, y eso era un caos. Los carros atascados, buses bloqueando los cruces, taxis tratando de hacer espacio y atravesar. No se movía nada. La gente pitaba, puteaba, ¿y yo? Pedaleaba =D Así, con esa sonrisota que muestra el emoticon. Atravesé sin ningún problema una columna de más de 10 carros. Si supiese silbar, les juro que lo hubiera hecho silbando. Pero al menos iba canturreando la canción que sonaba desde mi celular. A veces podía ver a algunas personas que me observaban con expresión de asombro (y creí atisbar un dejo de envidia). Atorados en esa cárcel de metal mientras yo disfrutaba mi libertad. Y conforme iba atravesando el tráfico, me burlaba de él. Había una exaltación en mi interior. Una especie de emoción infantil.
Cada vez que me subo a la bici, me enamoro más de ella. Se hace parte de mí. Si toca madrugar para salir antes que se asome el día, lo hago. Si en la tarde el sol está matador, nada que un poco de agua y una ducha al regresar no ayude. Si la salida es nocturna, prendo mis foquitos. No importa el día, no importa la hora, mis pies se apoyan en los pedales y soy otra. Soy feliz.
¿Pero saben cómo sería más feliz todavía? Cuando nos respeten en nuestros caballitos de metal. Cuando no nos piten, nos boten los carros, se crean con más derecho por tener motor. Cuando entiendan que somos parte del tráfico, y que mi bici tiene el mismo derecho que tu carro a circular por las calles.
1 comentario:
ja...
me pregunto como sobreviviste.. Los conductores son unas bestias. Peor en la Plaza Dañin. La proxima vez q vea una chica en bici pasar delante de mi auto, le abrire paso! ;P
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