domingo, febrero 19, 2012

Cansada de ser la princesita.

Últimamente las cosas están cambiando dentro de mi cabeza. O en mi proyecto de futuro. Lo que quiero en mi vida. ¿Saben? Las historias de Disney nos cagaron, en serio. Esperando a ese príncipe azul, que vendrá a solucionarnos la vida. Hacernos felices y destruir todos nuestros enemigos.


Lo siento. Me cansé de esa fantasía.





Me gusta ser independiente y autosuficiente. No quiero que me traten como una pendejita que no puede valerse por su propia cuenta. Desde chiquita he sido machona. Arreglo los desperfectos básicos de la casa, sé utilizar un taladro y no me importa ensuciarme las manos con grasa. No me gusta hacerme el manicure porque uso mis dedos como herramientas. Y pagar $10 para que el puto esmalte se dañe no va conmigo. Mi atuendo usual es un jean, camisa y zapatos de caucho. No me maquillo, ni me he puesto aretes en más de un mes. Digo malas palabras, me saco los mocos, y me gusta comer en la cama mientras veo una película.


Lo siento. No soy el prototipo de mujer que ustedes esperan.


Esperen, no lo siento, no tengo por qué disculparme. Soy feliz siendo como soy.


También me gusta cocinar, me he vuelto temática con el orden y la limpieza, uso cremas exfoliantes y cuido mi cabello. Me gustan los niños, los vestiditos playeros y hacerme el pedicure. Soy una engreída de porra, cariñosa y atenta con mis seres queridos.


No soy más o menos mujer por mis gustos o preferencias. No sé qué nivel de feminidad tenga (no muy alto, eso sí seguro). Me define mi forma de pensar, mis valores y mis principios. Lo que considero correcto o no. Mi actitud ante la vida y mis reacciones ante lo que sucede en ella.


En este momento, a mis 28 años, no creo en la religión, ni en el matrimonio. Ni siquiera estoy segura de querer tener hijos. Aunque si llego a tener una nena, ya tengo elegido su nombre. Yo vivo ahora. 


No necesito un hombre para ser feliz, para sentirme satisfecha o realizada. Creo en la unión libre y en el sexo sin compromiso. Si quiero un orgasmo, lo busco. Y hablando de buscar, ya pasé esa etapa de buscar al hombre de tu vida. Si tiene que venir, llegará.


¿Cuál es la manía de hacernos ver como pobres mujeres que necesitamos ser salvadas? No niego que me gusta que me cuiden, me atiendan y me protejan. Me gusta que el hombre sea caballero y me respete. Pero no exijo que haga eso porque es hombre. Lo exijo porque eso hace un ser humano que se preocupa por el otro. Así de sencillo. Por el simple hecho que yo doy lo mismo a cambio. No por ser hombre o ser mujer debes hacer esto o aquello. 


Ya me cansé de esperar a ser rescatada, por el caballero de reluciente armadura, para llevarme a su castillo y ser felices por el resto de nuestras vidas. He matado a la princesita interior.


No necesito que me rescates. No estoy sufriendo. 







Imágenes sacadas de: Disney princesses, not so happy endings.


2 comentarios:

Mafer dijo...

Te conocí una vez hace años y en ese entonces no me caíste bien. Pero la persona que leí en este post me gusta. En un punto aparte, felicidades por haber matado a la princesa.

Diana Patiño Flor dijo...

Mafer, una arrolladora honestidad de tu parte. Me gusta. No sé dónde nos habremos conocido pero qué pena que no te haya caído bien. Así toca.

La princesita yace en mis adentros. Como zombie a veces la siento que quiere resurgir, pero ahí la someto.

Saludos.