martes, junio 05, 2012

Llegando antes de tiempo.

¿Qué sucede cuando llegas 20 minutos antes a una cita? Simplemente esperar. Y cuando en el lugar donde te toca quemar ese tiempo se conjugan: una iglesia, más de 100 palomas, y un grupo diverso de personas, la espera se vuelve interesante.


En una banca contigua a la mía, una señorita con uniforme de una entidad bancaria se termina de retocar el maquillaje. Supongo que también llegó temprano. A su lado acaba de sentarse un señor que al compás de la música que sale de su celular está contando el dinero de la billetera (mientras zapatea con ritmo). Una criatura de no más de 2 años está divirtiéndose en el medio de las palomas.


Cada uno está aquí por una razón. Algunos se conocen y conversan, otros permanecen callados, imagino que conversando consigo mismos. Veo un perrito atado a una correa de lo más tranquilo. Yo de él estuviera jodiendo a las palomas. Estas son bellas cuando en conjunto remontan el vuelo. Como una danza.


Con el tiempo he aprendido a observar lo que ocurre a mi alrededor, y a disfrutarlo, en mi soledad. A muchas personas no les gusta esperar, y es comprensible, pero cuando toca, hay que buscar algo que hacer para no perder la paciencia. Tener un libro o música siempre te va a salvar, pero a veces, como hoy, no tienes ese as bajo la manga. En esos casos, observo. Y creo. En mi mente empiezan a crearse historias, relaciones, ocurrencias, conflictos, soluciones, razones. Qué hacen, quiénes son y a dónde van. Son un sinfín de posibilidades.


Y así pasan mis 20 minutos. La chica ha terminado de maquillarse, el señor del dinero ya se fue hace rato, las personas siguen conversando, el niño ríe al perseguir a las palomas, el perro ni se inmuta. Y yo me levanto. Es hora de mi cita.


No hay comentarios.: