martes, noviembre 20, 2012

Una nariz.

Retomando un aspecto de mi vida que siempre ha estado latente: el arte. Ahora desde un punto de vista diferente, el cual resulta que me está enamorando cada día más.

Me estoy enamorando de una nariz, porque me hace sonreír. Más. Sí. Estoy sonriendo más.

Una nariz que me está conectando con esa niña que vive dentro de mí. Y está saliendo contenta y emocionada.

Una nariz que, sin darse cuenta, me está ayudando a aceptar el fracaso, como parte necesaria de la vida.

Es una nariz coqueta, alegre, genuina, inocente, que confía, escucha, respeta, apoya. 

Una nariz que juega, que ríe, y disfruta la vida. Cada pequeño detalle. Las nubes de las 6 de la mañana, mientras pedalea. El frío, el calor, los niños jugando en la calle. Las canciones cholas, el pancito caliente a 2 cuadras del trabajo, el heladito de las 4pm. El afiliado que atiende, con una sonrisa, al que le dice: "que tenga un buen día" (y lo desea en serio). 

Una nariz que canta, baila y salta.

Una nariz que abraza. Sí. Le encanta abrazar. Y acaricia, mima, y engríe. 

Hay una algarabía dentro de mi corazón. Todo por una nariz.


No hay comentarios.: