lunes, abril 01, 2013

Diez reflexiones sobre el amor.


Cada vez que me sienta tentado a hablar duro, contendré mi impulso y callaré. Amar es no darse permiso para ser grosero.

Si no puedo acompañarte en tu camino, al menos no te estorbaré. Amarte significa desear que crezcas.

Nunca te echaré mis problemas. Sé que tienes bastante con los tuyos. Y amar, para mí, significa simplificarte la vida, nunca hacértela más complicada.

No quiero tener la razón siempre. Acepto que tú eres persona y tendrás razón al menos tantas veces como yo. Amar es ser y dejar ser: intentar ser yo y ayudarte a ser tú... (Y no olvides: aún un reloj parado tiene razón dos veces al día).

No querré la atención sólo para mí. Sin duda, a veces deberé actuar yo, pero otras tendré que conformarme y dejarte el puesto a ti.

No tengo que ser (no soy) perfecto, ni tú tampoco. Amar es aceptar nuestra imperfección.

Dejaré de pedir o esperar que cambies. Si te acepto en mi vida te acepto como eres. Sólo así creceremos ambos.

Desde ahora renuncio a culparte. Puesto que las decisiones las hacemos sobre nuestra experiencia personal, a nadie tendo derecho a culpar, a no ser a mí mismo.

Dejaré de tener expectativas. Una cosa es desear y otra tener expectativas. Lo primero genera esperanza; lo segundo genera dolor. Si fomento expectativas hacia ti, no te amo, te exploto.

En el amor puedo hacer una de dos cosas: esperar a que tú seas el que hagas algo por mí, o adelantarme yo a hacer por ti eso mismo que espero de ti. Lo primero es una forma de ponerme por arriba de ti, de creerme con más derecho que tú.

No hay comentarios.: