Y se supone que ya debería estar dormida. Y, heme aquí, escribiendo. Bendita inspiración. Tienes que llegar en momentos tan inoportunos como este. Pero cuando arribas, no puedo evitarte. Debo dejarte fluir. Porque así soy, así somos, un equipo. Vos tocas la puerta, y yo, por más cansada que esté, os abro, me acomodo contigo en la sala, y nos ponemos a conversar.
Sí, cansada. Porque despierto antes que salga el sol, voy al trabajo, termino mi jornada, hago ejercicio, y termino en un maravilloso taller, que está sacando un ser en mí que amo Y no acaba ahí. Llego a casa, a preparar todo para el día siguiente. Y recién voy 2 días, son 6 semanas. ¡Vamos, mona! Solita te metiste. Ahora te las aguantas. Como macha. Carajo.
Y quiero dormir. Largarme a la playa. Decir: "qué chucha, te quiero también". Pero luego, lastimarnos. Maldita sea, otra vez. A veces no sé ni pa qué me meto, pa salir mal parada. Pero vuelve la naturaleza, el maldito escorpión. No quiero hacerte daño. No quiero hacerme daño. Quiero, te quiero. Me quiero.
Dormir. Chantón. Párame la mano. Aquí me bajo.
Y me duele el cuerpo, pero es el esfuerzo. Y en esta vida, hay que meterle ñeque.
10h58pm. Sigo despierta.
Y la nariz me transporta. Me deja pensando, sintiendo. Ser, y estar. Estar. Quiero estar. Pero no aquí. Allá. Contigo. Con nadie. Conmigo.
"Yo me entiendo", dice la etiqueta de este post. Sí, cómo no... Bien que me entiendo.
Se acabó, inspiración, hora de dormir. Puedes seguirme jodiendo en sueños.
Buenas noches.
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