lunes, septiembre 27, 2004

Mi amigo el duende

Un trabajito más... Aquí­ tení­a que elegir una historia antigua de la ciudad y actualizarla...


No sé por qué todos corren al verle, o profieren insultos en su contra cuando él no ha hecho nada para merecerlos. Podrá parecer ilógico de mi parte, pero es una de las mejores personas que he conocido en mi vida, bueno, si se lo puede considerar un ser humano.

Un dí­a quise llevarlo al cine para ver una pelí­cula juntos pero no nos dejaron entrar. Él quiso hacerles una maldad por la mala atención al cliente pero lo convencí de lo contrario ofreciéndole una deliciosa hamburguesa con doble queso. Gracias a Dios que cedió de una porque sino hubiese tenido que brindarle el helado con jarabe de chocolate que tanto le gusta pero que no le conviene. Para terminar de remediar el asunto, nos detuvimos en un dvd club para alquilar otra pelí­cula y nos instalamos en la sala de mi casa con un gran tazón de canguil para microondas.

Me gusta bastante que sea ordenado, no soporta ver las cosas fuera de su lugar y siempre anda buscando algo que él cree está sucio para limpiarlo. Recuerdo una ocasión en que casi mata a un pobre perrito de tanto bañarlo porque según él, por más que lo restregaba, no le salían las manchas. Le tuve que explicar que así era esa raza de perros y que esas manchas eran parte de su pelaje. No me quería creer por lo cual tuvimos que conectarnos a Internet y luego de poner la palabra "dálmata" en un buscador, le enseñé muchas fotos para que así se diera cuenta que no estaba mintiendo.

Recuerdo que nos conocimos en una noche particular de luna llena. El cielo estaba completamente despejado y podía divisar muchos puntitos brillantes a los que solemos llamar estrellas. Yo estaba viendo a Marte que en ese momento se encontraba cerca de la órbita terrestre. Me encontraba acostada en la fresca hierba del parque cuando de repente escuché un silbido muy particular. Me levanté por instinto y giré mi cabeza a ambos lados sin encontrar a nadie. Estaba a punto de volverme a acostar pensando que sólo habí­a sido mi imaginación cuando volví a escuchar el mismo silbido, esta vez más cerca y detrás de mí­. Volteé bruscamente y vi delante de mí­ un pequeño hombrecito, no me llegaba ni siquiera a la cintura. Cargaba un gran sombrero el cual parecí­a quedarle grande. Sus ojos, de una mirada profunda y penetrante estaban clavados en mí. Lentamente empezó a acercarse y fue ahí cuando me di cuenta de algo desagradable: Tenía los pies virados. Mi primer pensamiento fue correr pero algo me detuvo. Lo observé detenidamente y me di cuenta de que caminaba de una manera muy graciosa. No sé por qué lo hice, pero en vez de correr, empecé a reí­rme a carcajadas. El hombrecillo se asombró de mi reacción y se detuvo en seco, no entendía por qué me reía. Y fue así­ como comenzó nuestra relación.

Su nombre es Tomás Ignacio Noé Torres Intriago pero de cariño le dijo Tintí­n y me he dado cuenta que le gusta mucho, tanto así que ese es su nick en Internet. Entra una vez por semana para revisar su correo y contestar los mails de sus amigos alrededor del mundo. Me cuenta que tiene un amigo en Irlanda con el cual siempre conversa y le ha prometido enviarle por correo un trébol de cuatro hojas el cual le dará suerte con las mujeres. Hasta el día de hoy llega.

Me da pena que las personas lo juzgan por su físico a Tintín pues se están perdiendo de conocer a una gran persona, aunque no en tamaño, sí­ en muchas cosas. Mis amigas me dicen que estoy loca pero yo no les doy importancia. Él es alguien con el cual se puede compartir grandes momentos y disfrutar de un tiempo agradable. Un muy buen amigo en quien se puede confiar los problemas y alegrías y aunque los demás no lo quieran y huyan de su presencia, yo le brindo mi amistad porque se la merece.

Si algún dí­a me ven caminado por la calle con un hombrecito de aspecto gracioso, acérquense, sin miedo, y se darán cuenta de lo que estoy hablando.

6 comentarios:

Joseph Seewool dijo...

Más variedad aún, Nita, entramos en la prosa…¿fantástica, simbólica? Intuyo que aquí creaste un personaje con vida propia.
Insisto en que eres muy versátil, tanto en las formas como en el fondo. Tienes todas las puertas abiertas para escribir lo que te propongas.

Diana Patiño Flor dijo...

Jejeje, esto sí es viejo. Un trabajo que tuve que hacer. No creo que conozcas al Tintín, una leyenda urbana acá de Ecuador. Es un duende que suele llevarse a cierto tipo de mujeres y se supone que las viola. Como es muy aseado dicen que para que se vaya debes hacer alguna cosa asquerosa o decirle malas palabras. Está presente básicamente en las leyendas del campo.

Joseph Seewool dijo...

Aaah, comprendo, y tú te haces amiga de él, y extraes su parte buena...¿Suele llevarse sólo a "cierto tipo" de mujeres? ¿podrías precisar un poco más? Y es "muy aseado"...interesante el arquetipo. Ya sabes, de algún modo late en el inconsciente colectivo. Me gustaría, si no es mucho pedir, que contaras un poco más de esta leyenda, no se, algún caso concreto...
Entre mis aficiones está la psicología social y la antropología; esta leyenda me ha provocado curiosidad.

Diana Patiño Flor dijo...

Aquí te paso dos links que hablan de este duende.
http://www.webzinemaker.com/admi/m6/page.php3?num_web=6984&rubr=4&id=60468
http://html.rincondelvago.com/mitologia-de-ecuador.html

Lo más mate de risa, yo encajo en el arquetipo de mujer que se lleva. De chiquita me molestaban con eso XD

Joseph Seewool dijo...

Ajá, muchas gracias por la información, ya he leído y aprendido un poco más de tu amigo el duende.
Así que tú encajas en el arquetipo...Tiene buen gusto el duende (dicho sea con todos los respetos).

Diana Patiño Flor dijo...

Tiene excelente gusto ;o)