lunes, septiembre 27, 2004

Pasan los dí­as

Pasan los dí­as y no te saco de mi cabeza...
Pasan los dí­as y no dejo de pensar en ti...
Pasan los dí­as y no dejo de imaginarte, de fantasear contigo. De imaginarte cerca de mí­ y poder sentir el calor de tus labios, la suave y tierna caricia de tus manos. Cuando tus dedos se enredan en mi cabello y delicadamente navegan cual capitán conocedor de mares dominando las olas con precisión. Así son tus manos en mis cabellos, así­ siento tus caricias en ésta capa negra y suave.

Luego pasas las yemas por el borde de mi oreja, como un jovencito a punto de convertirse en hombre, con miedo pero lleno de una gran ternura. Acaricias suavemente, con un poco de duda, mi oreja, bajas por mi cuello para volver a perderte en mi cabellera.

Ese vaivén de tus manos me vuelve loca, me hacen cerrar los ojos y disfrutar el inmenso placer que me provoca. Y es debido a esto y muchas cosas más por lo cual pasan los dí­as y en ti no dejo de pensar, fantasear, soñar y sobre todo, añorar.

2 comentarios:

Joseph Seewool dijo...

Y yo no dejo de sentirme afortunado de conocer por dentro la mente femenina que tan claramente se ha expresado en estas palabras.
Veo que la sensación táctil es muy importante en tus recuerdos y casi lidera a todas las demás.

Diana Patiño Flor dijo...

Mmm... buena observación. Sí, es verdad, el tacto es muy importante para mí. Me considero algo hedonista.

Un beso.