lunes, septiembre 27, 2004

Querido negro

Tuve que realizar un escrito en el cual el protagonista tuviera una obsesión con la palabra "negro" y esto fue lo que hice...

Querido negro:

No sabes cuánto te he extrañado. Por más que he oscurecido mi mente para así no acordarme de ti, no logro sacarte de mis recuerdos. Mi negro lindo, precioso, cualquier cosa me hace acuerdo de ti: El carro de mi ñaño que es negro, mi pantalón favorito que de tanto que ha sido lavado ya no es tan negro, el color que toma mi piel cuando se quema por el sol, la comida ennegrecida que mi mamita hace porque se le quema, y la cara de luto que mi papi pone cuando tiene que comérsela. La noche oscura, todita llena de estrellas y esa luna fea, porque no es negra como tú.

No puedo vivir sin ti mi negrito lindo, azabachado. No sé por qué te has ido de mí­ si siempre fuiste tratado con tanta dulzura, con tanto cariño moreno, con ese amor de negros que todos conocen pero nadie disfruta como lo hacíamos tú y yo.

¿Dónde estarás ahora negro mí­o? Todo deja de ser negruno tornándose brillante y no me gusta tanta luz porque ciega mis ojos. Ya me acostumbré tanto a tu negrura que ahora no quiero vivir sin ella.

He tratado de conocer a un blanco pero después de intentar un par de veces, no resultó. Cualquier cosita se ensuciaba enseguida y entonces no podí­a hacer nada con él. Contigo negrito bello era diferente. Un dí­a acepté la invitación de un viejo verde para comer juntos pero salí­ corriendo del susto cuando quiso hacer de las suyas conmigo. Según él era hora del postre. La otra vez conocí­ por Internet a un amarillito pero después de hablar un rato, "chatear" como se le dice, no quise saber nada más de él pues sólo quería comer arroz y tomar té. ¡Ay mi negro! Regresa por favor, contigo me divertí­a tanto, la pasábamos tan bien.

¿Sabes? He botado todas las plumas de la casa que no son negras. Mi papi casi me mata pues no tení­a su pluma roja para calificar los exámenes de sus alumnos y mi ñaña me fulminó con la mirada pues le boté su pluma rosada con la cual le escribía las cartitas al enamorado. Y ahora que te escribo esta carta, me he enamorado de cada una de las letras, porque son negritas, así­ como tú.

No dejo de comer negritos, porque son tan ricos como tú. Y esas galletas con chispitas de chocolate tan lindas que se parecen a ti, suavecitas y dulces. Regresa por favor negro de mi vida, no me dejes aquí­ sin tu presencia pues no deseo estar así.

Espero recibas esta carta pero la verdad no sé cómo harás para leerla, ya que negro es ausencia de luz y si todo está oscurito como siempre que estaba contigo, será un poco difí­cil divisar las letras de este papel. Aun así, leyéndola o no deseo de todo corazón que regreses a mi vida y volvamos a ser como éramos antes. Y espero que nunca más nos volvamos a separar, negro precioso.

Bueno, me despido con un negror en el alma y con un beso en la punta de los labios el cual espera por ti. Hasta pronto.


Atte.
Tu negrita linda

1 comentario:

Joseph Seewool dijo...

Delicioso ingenio,con vena humorística.