miércoles, diciembre 28, 2005

Martes loco, guardia loco...

Ayer fue el último martes loco del año y yo no me podía perder esa oportunidad, jeje, claro que el siguiente martes soy capaz de pegarme el primer martes loco del 2006, jo joo... Pero bueno, fui con Iván Gabriel a Pizza Express de Urdesa y estaba tan repleto que nos tocó comer en las mesas de afuera. Hicimos el pedido y espera y espera por la pizzilla.

Mientras conversábamos, nos dimos cuenta que el guardia se colaba de cuando en cuando en la conversación de una mesa cerca de la nuestra y estaba muy acomedido. Yo pensé "chuzo, aparte de realizar su trabajo de cuidar el local, está atento a los clientes". Luego, cuando ya acabaron ellos de comer y de pagar la cuenta, le dieron algo de dinero al señor. Después ayudó a recoger los platos, a acomodar las sillas y bueno, dejar todo en orden. Ahí pensé "changos, aparte de cuidar el local y ser atento con los clientes, ayuda en la limpieza". El guardia del año pensaba yo, pensaba...

Cuando nos sirven la pizza y estábamos empezando a degustarla, el guardia se acerca y nos dice:


Buenas noches, con el debido respeto que se merecen y todo, si al final desean colaborarme con algo les estaré muy agradecido, o si les sobra algo de comer, también. Miren que ya pasó Navidad y todo y aquí no me han dado ni una funda de caramelos. Un sueldo nomás de $160.00 y tengo tres bebés que cuidar. Y bueno, no los quiero interrumpir más, con el debido respeto, sigan comiendo nomás.


Ese es el resumen de todo lo que nos digo, y bueno, lo más importante, porque la verdad que le metió labia y se fue de largo. Yo me quedé sorprendida. El guardia se dio media vuelta, salió del local y cruzó a la otra calle donde estaba un colega de él y se pusieron a conversar. Al rato que unos clientes se estaban marchando, pego el pique para acercárseles a la salida y pedirles dinero. Iván me dijo que el mismo discurso que nos había dado se los había dicho a ellos. Ahí fue que me di cuenta que el trabajito que se estaba dando el guardia era de pedirle a todos los clientes que le colaboren con lo que puedan.

Luego, se nos volvió a acercar y nos preguntó si habíamos ido en carro, le dijimos que no. Nos soltó ahora el discurso que el cuida carros que está ahí vigila nomás que se parquee bien el carro y se va. Cuando se van los clientes regresa para que le den unas moneditas. El guardia se quejaba que cuando ocurre esto, él es quien vigila el carro porque si luego pasa algo, a quien le echan la culpa es a él. Y en las ocasiones en las que el cuida carro no llega a tiempo y el cliente le da la monedita al guardia, el otro le reclama que no le quite el trabajo. Al preguntarle al guardia hasta dónde debe de cuidar, es decir, cuál es el límite, nos señaló la baranda, es decir, lo que divide la vereda del local.

Pensarán que soy una cho trozo por ponerlo desde un punto de vista negativo todo esto. Comprendo que el sueldo que gana es relativamente poco y lo que está haciendo es para ganarse algo más por fin de año, pero no estoy de acuerdo en el método que está utilizando.

En primer lugar está interrumpiendo al cliente mientras come. En segundo lugar está hablando mal de la compañía y eso es falta de ética hacia la misma. En tercer lugar si su límite es hasta la baranda, no tiene porqué cuidar los carros y si lo hace, no tiene porqué aceptar el dinero que le den por hacerlo. Por último, si lo hace y acepta el dinero, no tiene derecho a quejarse de algo que no le compete hacer.

No me dio lástima, no me dio pena, me dejó mucho que pensar. El guardia volvió a cruzar la calle a hablar con su colega y me di cuenta que todo lo que había hecho al principio con la primera mesa no fue más que una actuación o por lo menos sólo lo hacía para ganarse algo de dinero. Estaba pidiendo dinero a los clientes y eso no era correcto. Para colmo, hubo una pareja que sólo fue a pedir una pizza para llevar, ni siquiera se sentaron mas que para esperar que la prepararan y también a ellos les dio el discurso y les pidió dinero.

Habiendo terminado de comer y de pedir la cuenta, el local ya estaba cerrando, el guardia volvió a cruzar, le dejó el chaleco a su colega y se fue corriendo sin más. Mejor para mí porque no pensaba darle ni un centavo. Toda su actitud me pareció incorrecta y falto de ética.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Totamente de acuerdo contigo. Menudo pájaro el tal guardia pedigüeño...Eso es causa de despido disciplinario. 8-/