jueves, diciembre 09, 2010

Llegó diciembre

Y en el último mes del año, uno tiende a hacer un análisis del mismo. 2010. Me has traído muchas sorpresas. La mayoría, muy buenas. Una que otra mala, que son necesarias, para así tener un equilibrio en este viaje al que solemos llamar vida.

A pocos días de acabarse todo para iniciar de cero (una vez más), me doy cuenta que estoy muy agradecida con mi vida, con mis decisiones, con lo que soy y con lo que aspiro a ser. Me siento realizada, en todos los aspectos. Las metas que me he propuesto se están cumpliendo. Una a una, poco a poco. Sin impacientarse, sin dejarse vencer.

Este año me ha dado la oportunidad de demostrar mi habilidad para escribir, en un trabajo estable, con un ambiente laboral agradable y unos compañeros de trabajo muy amigables. Un gran equipo.

Me cansé de una ideología de vida que marcó buena parte de mi juventud. Siento que maduré en ese aspecto y me hace sentir orgullosa de haber tomado esa decisión. Y lo mejor es que no me arrepiento en lo más mínimo. He aprendido a controlarme y a darme la oportunidad de recibir algo mejor. Porque me lo merezco. Se acabó esa vida. La disfruté, me la gocé, y ya pasé a otra etapa. ¿Sequía? No señorita, aquí no hay sequía. Cerqué la tierra de sembrado que es muy diferente.

Viajé. Disfruté el sonido de las llantas sobre la carretera. La aventura de salir de la rutina diaria y escaparse un fin de semana. Conocer nuevos rumbos, cambiar de aire. Volver agotada pero con una sonrisa que no te la quita nadie. Regresar renovada.

Una meta que he tenido desde hace más de 10 años, por fin se está cumpliendo: bajar de peso. Amo la comida, crecí en una familia con buen diente y si no fuera porque adoro hacer ejercicio, sería en serio una bolita con patas. Pero desde hace aproximadamente 3 meses, empecé un régimen que está funcionando de maravilla. Y funciona porque estoy luchando. Porque me cansé de tirar la toalla, de verme al espejo y no sentirme completamente a gusto con lo que refleja. Al día de hoy, he llegado ya a la mitad del objetivo planteado. Por fin me vuelve a quedar ropa que no me entraba hace más de 3 años. Me veo al espejo y sonrío, porque sé que puedo, porque estoy aprendiendo. Todo está en la mente, bien dicho. Es cuestión de actitud. Es cuestión de decir "hasta aquí, es hora de cambiar".

Los amigos van y vienen. Este año me ha traído muchos nuevos amigos. Personas que ves día a día a través de una computadora o un smartphone pero que por afinidad, se han unido y creado un gran grupo. Personas con las que puedes reunirte cualquier día, en cualquier momento, y disfrutar desde un juego de Rock Band, salir a tomar un café hasta pegarte una farra que dure hasta el amanecer. Amigos que están ahí cuando los necesitas, que te putean cuando tienen que hacerlo, que te arrancan una carcajada, que te aceptan tal como eres. La amistad es un regalo y ustedes han sido el premio mayor.

El 2010 me regaló una cuñada maravillosa, un hermano mayor casado, y estrechar la relación con una madre que aunque a veces me pueda sacar de quicio, la adoro con mi vida. Una mujer que me está enseñando muchas cosas, tantas que ni siquiera tiene idea. Tengo una familia grande, unida, llena de detalles que la hace exquisita. Momentos en los que agradezco haber nacido entre ellos.

Pero sobre todo, diciembre me ha traído una gran sorpresa, algo que me ha tomado completamente desprevenida y no me lo esperaba, en lo más mínimo. Una simple conversación, unas cuantas palabras de apoyo, me abrieron los ojos. Y aquí me tienen, descubriendo que a lo mejor aquello que todos buscamos, ha estado a mi lado, esperando a que me diera cuenta. Pero despacio, tranquila, no hay apuro. Esto recién inicia y todavía falta bastante para tener una imagen definitiva. Veamos qué sucede. Pero el proceso lo estoy disfrutando, y bastante.

Este año ha sido un gran año. Han habido momentos tristes, duros, cabreantes, pero colocando todo en una balanza, pesa más el lado positivo. Ha sido un año que me ha hecho sonreír. Agradecer día a día la oportunidad de vivir, de disfrutar, de gozar, de aprender, de crecer.

2010, has sido un buen año. Gracias por todo lo que me has dado.

2011, prepárate, porque te estoy esperando, y haré lo que esté en mi poder para que seas igual de bueno (o mejor) que tu antecesor.

1 comentario:

Silmarwen dijo...

Que diferente puede ser el tiempo y las circunstancias para cada uno de nosotros. Para mi este año también ha sido inolvidable, pero no precisamente por lo bueno. Ha sido dificil, pero ha dejado tantas experiencias y recuerdos que seguro duran la siguiente decada, y la otra, y la otra...
Abrazos, tocaya!
S.