La locura de madrugar un domingo para trotar y pedalear

- Te levantas un domingo 5y30 de la mañana para salir a pedalear, o a trotar. Noooo, eso es desperdiciar un domingo en cama. ¡Estás loca! 

Sí. No todos entienden. Tampoco espero que lo hagan. Muchos preferirán dormir hasta tarde, levantarse a desayunar y, no sé, ver tv, salir a pasear, cualquier cosa. ¿Yo? A mí también me gusta dormir, desayunar, pasear. Pero adoro esa sensación de subirse a una bicicleta y pedalear, avanzar cada vez más, sortear un bache, ver una loma y prepararme para dominarla, divisar una bajada pronunciada y armarme de valor para bajarla, segura, y con esa sensación de "culillo" de poder caerte y sacarte la madre. Ese "¡uy, uy, uy!" mientras vas a toda velocidad y el viento golpea tu cara. La adrenalina que bulle dentro de mí. Y sonrío.

Vencer el sueño, esas ganas de quedarte en cama arropada, calientita, para luchar contra el frío, vestirte y salir a trotar. En ayunas. Sí, porque no puedo meterme nada antes. El guineo que siempre me acompaña. Estirar, calentar, empezar a trotar. Avanzar, cada vez más. Y callar a esa vocecita que te dice "ya para, ya estoy cansada". Es mentira. Es una dejada, me trata de engañar. Cada paso, le demuestro que está equivocada. Y avanzar. Llegar a la meta. Y sonrío.

Estoy loca. Sí. Felizmente demente, orgullosamente orate, fantásticamente chiflada.

Y sonrío.