Ahora comprendo a todas esas personas que viven en un extremo de la ciudad y tienen que trasladarse hasta el otro.
Viviendo estos días en el sur y estudiando en el norte, me tengo que pegar, diariamente, un recorrido que parece interminable. Levantarme 1 hora y 15 minutos antes de las clases para medio comer algo, bañarme, arreglarme y salir es un gran desafío.
La 42 hace todo un recorrido turístico por la Quito, por lo lenta que va, aparte de todo el tráfico que se genera. Ya llegando al Policentro empieza a acelerar, y las cuadras pasan más rápido. Aunque yo voy tan dormida que no siempre me percato.
Vallenato de mañana y reggaeton de tarde y noche, con radio Canela ganando rating en audiencia.
Cómo extraño cruzar la avenida y caminar cuatro cuadras para llegar a la U. Podía despertarme cinco minutos antes y llegar con las justas. Pero no, ahora el despertador suena a las 5y45am, cuando todavía no sale el sol y el cielo sigue un tanto oscuro.
Pero ya acaba... es hasta el lunes... sólo tres días más de salir tan temprano... Y cuidar a un par de primos locos...
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