No esperaba verte hoy. Quería. Pero no sabía que iba a suceder así. De la nada. Tan repentino. Un mensaje inocente, y seguí pedaleando a mi destino. Pero de pronto, entre el ruido de la ciudad, alguien me llamaba.
Eras tú.
En la acera de en frente.
Una sonrisa. Un saludo de la mano. Un mensaje de texto.
- "Hoy no puedo".
- "Cierto. Lo había olvidado".
- "Adiós".
- "Adiós".
Otra sonrisa. Una despedida de la mano.
Y aunque una calle transitada nos separaba, te sentí cerca de mí.
Tu sonrisa. Tu mirada. Tú.
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