Disney nos cagó. A medias. Desde pequeñas nos metió en el mate la idea de la llegada de un príncipe azul, que nos rescate de nuestra vida desdichada, nos suba a su hermoso caballo y nos lleve galopando a su castillo, donde luego de una hermosa boda, con todo el pueblo invitado, íbamos a vivir felices para siempre.
El príncipe iba a luchar contra feroces dragones, malvadas brujas, fenónemos de la naturaleza, escalar hasta la más alta torre, y rescatarnos. ¡Divino! Además, es alto, guapísimo, caballero, adinerado, valiente, galante. Todo un prospecto.
Pero lo que no muestran es qué sucede después de la boda. Ahí nos mochan el cuento. ¿Por qué? Porque viene lo bueno. Lo verdadero: la convivencia.
La princesa y el príncipe ni siquiera se conocen. El famoso amor a primera vista. Se vieron y se flecharon. ¿Y si no son compatibles?
- ¿Y si la Bestia es en verdad una bestia y no hace nada en casa? Claro, como Bella sí es hacendosa, capaz la Bestia se cuelga y no comparte los quehaceres domésticos con ella.
- ¿Y si el príncipe no la satisface sexualmente a Blancanieves? Estuvo con 7 enanos la señorita. Enanos, sí, pero a lo mejor eran recursivos.
- ¿O si el príncipe Encantador (Charming) no es tan encantador que digamos? Y resulta ser un maltratador, abusivo, manipulador, celoso.
- O la Bella Durmiente, que pasó no sé cuántos años dormida. A lo mejor no sepa hacer nada. O por el contrario, luego de casada quiere recuperar esos años perdidos y se va "living la vida loca".
Es linda esa sensación de enamorarse. Conocer a alguien que te llame la atención. Ilusionarse. Pero más allá de eso, es importante conocerse. Porque no todo es color de rosa, ni galopan unicornios sobre arcoiris. Habrá diferencias, peleas, puntos de vista distintos. ¿Qué quieres? ¿Qué pides? Debes saber qué estás dispuesto a exigir, y a ceder. Ahí entran tus valores, tus principios. Compartir la misma filosofía de vida. Conocer los errores, los defectos. Aceptarse. Acoplarse. Porque son personas diferentes, con formas de ver la vida diferente. Criados de manera distinta. Por más que ame a los Beatles, "all you need is love" es mentira. Necesitas más que amor.
Y por qué estoy escribiendo esto. Por culpa de Luis. O mejor, gracias a Luis (a fin de cuentas me inspiró este post). Compartí en Facebook unas ilustraciones de un artista sobre lo mucho que ama a su pareja. Dichas ilustraciones eran los motivos que tenía él para amarla. Y eran cosas sencillas, cotidianas. Era la rutina que tenían juntos, el compartir esos momentos del día a día. Pequeñas cosas que fortalecían la relación. Construir una vida juntos, momento a momento, detalle a detalle. Mientras un par de amigas pusieron "me gusta" y algunos lindos emoticones, el busca pleito de Luis comentó: "Disney".
No, Luis, eso no es Disney, jajajajajajaja. Porque esos cuentos acababan cuando los protagonistas se casaban. La historia pepa empieza después. Y Disney no nos contó eso.
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